Paco Frutos: Diez años de mirada política (2009-2018), Artículos políticos de Paco Frutos, Vol. 1 Urgente: Socialismo o Barbarie (Mad...
Paco Frutos: Diez años de mirada política (2009-2018), Artículos políticos de Paco Frutos, Vol. 1
Urgente: Socialismo o Barbarie (Madrid)
Año: 2019
ISBN: 978-12-34567-89-7
Depósito Legal: M-30574-2019
Formato:
Páginas: 2212
Prólogo
La colaboración
política con Paco Frutos, en mi caso, se inició indirectamente, cuando ambos
empezamos a ser redactores del semanario digital Crónica Popular, dirigido por Rodrigo Vázquez de Prada, contando en
el Consejo de Redacción con históricos del Partido Comunista de España como
Antonio Gallifa o Manolo Monereo, hasta su marcha a Podemos. Poco a poco, la
orientación de Crónica Popular fue
haciéndose cada vez más antipodemita, y antipostmoderna, quedándose Monereo
fuera, por su errada lealtad a un sobrevalorado (por él) Pablo Manuel Iglesias
Turrión, mientras que Frutos continuaba. Fue en actos organizados por Crónica Popular en el Club de Amigos de
la UNESCO (CAUM), en Madrid, donde conocí en persona a Frutos. Coincidiríamos
en más actos con el tiempo, pero siempre como público, o interviniendo uno de
los dos.
El primer, y de
momento, único acto político en que hemos participado juntos, fue en el CAUM,
el pasado 12 de junio de 2018, también organizado por Crónica Popular, y presentado por el economista Juan Pablo Mateo
Tomé. Frutos y yo compartimos mesa con el filósofo materialista Pedro Ínsua, en
un acto titulado La izquierda y los
nacionalismos en España. Ínsua acababa de publicar 1492: España contra sus fantasmas, editado por Ariel. Un ejercicio
ensayístico contra la Leyenda Negra, primera causa, superestructural, que
influye en la asociación de la idea de España con el franquismo, tal y como
argumento en El marxismo y la cuestión
nacional española (El Viejo Topo, 2017). Tanto Ínsua como yo presentábamos
nuestros argumentos, plasmados en nuestros libros, en aquella conferencia.
Frutos presentaba los suyos, partiendo en buena medida de lo escrito en su blog,
artículos que van de 2009 a 2019 y que ahora se han compilado en el libro que
tienen entre sus manos. Así pues, las ideas de Frutos aparecen, por fin,
compiladas y organizadas en un único volumen impreso, evitando así que se
pierdan en el hiperespacio, conservándose en papel, lo que permitirá su
recurrencia en el tiempo con mayor seguridad en caso de que Internet deje de
existir.
Frutos ha escrito sobre
todos los temas de actualidad política durante ese tiempo. Geopolítica y
guerra, apoyando al legítimo gobierno sirio frente al yijadismo impulsado por
el imperialismo depredador angloeuropeo, que también ha denunciado a través de
sus críticas a la OTAN y a la Unión Europea, la cual es actor fundamental para debilitar
la estabilidad administrativa y territorial de sus Estados miembros, salvo
Alemania, por lo que así el separatismo catalanista tiene, de facto, un aliado
en Berlín y en Bruselas, lugares donde el fraccionario Puigdemont, ex
presidente de la región catalana, consiguió amparo para establecerse mientras
huía de la justicia española tras el intento fallido de referéndum secesionista
el 1 de octubre de 2017. El compromiso de Frutos con la unidad de España, a
pesar de hacerlo desde oscuras y confusas ideas federalistas, más debidas a la
no defensa pública de un Estado unitario como debe corresponder a todo
comunista coherente con la doctrina marxista-leninista por un etapismo mal
entendido, se plasmó en su presencia pública y en su discurso en la manifestación
del 29 de octubre en Barcelona, España, por la unidad nacional, organizada por
la federalista Sociedad Civil Catalana (SCC), asociación que, ahora, parece
querer dotar de militancia al proyecto catalanista del exministro del Interior
francés, Manuel Vals. Frutos hizo, sin duda, el discurso más incendiario contra
el separatismo, muy alejado de las veleidades europeístas socialdemócratas de
Josep Borrell, quien logró, no obstante, secuestrar el acto, con permiso de
SCC, para darle un marcado cariz europeísta.
Que todo un
exsecretario general del Partido Comunista de España (entre 1998 y 2009), que
solo muy recientemente ha vuelto a adoptar el marxismo-leninismo como fuente
doctrinal (desde el XX Congreso de 2017) aunque todavía mezclado con tendencias
incompatibles con aquel como el ecosocialismo o el feminismo (éste puede quedar
integrado en aquel en sus ideas fundamentales, no postmodernas ni liberales), haya
estado presente en un evento político de tal magnitud, y que también
participara en el acto junto a Ínsua y un servidor, debería, a mi juicio, ser
interpretado en un sentido epocal. Es la primera vez, probablemente desde la
Guerra Civil Española, en que un dirigente comunista, aún retirado y
defenestrado por la dirección de su propio Partido, es visto públicamente
defendiendo la unidad de España y manifestándose contrario al derecho de
autodeterminación, mal aplicado por parte de la izquierda indefinida,
hegemónica en España, contra su propia nación. De ahí la importancia del
personaje, que no teme asociar su acción política y sus ideas a las de Ínsua y
a las mías. Pues, aún limitadas por el propio Frutos por su apuesta por llamar
“federalismo” a lo que no es sino un Estado republicano, unitario y
centralista, pues éste es el Estado de la dictadura del proletariado, es la
primera vez en el siglo XXI en que la doctrina del Estado, de la nación y de la
autodeterminación del marxismo-leninismo en España, que es Europa occidental,
llega al gran público. Algo que es gracias a Frutos en exclusiva.
Lo que ahora,
despectivamente, trata de ser encasillado como como izquierda tricornio, dando a entender que es incompatible ser de
izquierdas (sin especificar si socialdemócrata, comunista, etc.), con ser guardia
civil, como si no hubiese habido miembros de la Benemérita fieles a la Segunda
República durante la Guerra Civil Española, o como nazbol, acrónimo de nacionalbolchevique, una vertiente del
neofascismo surgida en Alemania en la década de 1920 a partir de las ideas de
Ernst Niekisch, que trató de mezclar las ideas de la llamada Revolución Conservadora alemana con el
leninismo, que fue recuperada en la década de 1990 por el hoy reaccionario
Alexandr Duguin y por el situacionista postmoderno Eduard Limónov, defensor
además de la independencia de Cataluña y de la balcanización de España, no
dejan de ser intentos fútiles por parte de la izquierda indefinida de evitar un
posible auge y desarrollo de un marxismo netamente español, y en español. A
estos insultos, que han sustituido al de llamarnos simplemente fascistas, se ha unido el de rojipardo, muy utilizado en Italia para
descalificar las posiciones políticas y filosóficas de Diego Fusaro. Frutos,
como la figura pública más importante que ha sido etiquetada con estos
descalificativos, es realmente quien ha logrado darle un impulso sociológico
importante, más allá de las obras de Ínsua o las mías, a esta necesaria
construcción doctrinal y política marxista en España, por lo que hay que
agradecerle los servicios prestados, y apoyarle, a pesar de sus errores federalistas, frente a los
enemigos comunes, que se encuentran muy nerviosos ante, repito, el posible auge
y construcción, por fin, de una alternativa verdaderamente marxista,
materialista, para el mundo de habla hispana. Con ideas postmodernas,
nacionalistas fraccionarias, etnicismos, indigenistas y feministas ecologistas veganqueer, lo único que se consigue es
fomentar el desprecio hacia todo lo que suene a izquierda por parte de todas
las clases de trabajadores españoles, que prefieren quedarse en casa o votar a
las opciones mayoritarias que siempre han recibido su voto, esto es, el PSOE y
el PP, antes que a estos sujetos.
Bienvenida sea la
publicación en formato físico de la producción en artículos de Paco Frutos si
con ello, aun mínimamente, se avanza en la más que necesaria construcción de un
marxismo netamente español, y en español. Si se construye, el nombre de Paco
Frutos podrá contarse entre los militantes que contribuyeron a ello. Y desde
ya, tenerle en cuenta en este aspecto será obligado para todos.