Reseña del libro de Manolo Monereo y Enric Llópis, con prólogo de Héctor Illueca, "Por Europa y contra el sistema euro" (El V...
Reseña del libro de Manolo Monereo y Enric Llópis, con prólogo de Héctor Illueca, "Por Europa y contra el sistema euro" (El Viejo Topo, Madrid 2014). Publicada en Cuarto Poder:
Manolo Monereo, Enric Llopis y Héctor Illueca en el prólogo han escrito un libro,Por Europa y contra el sistema euro (El viejo topo, 2014), puramente Político. Político con mayúsculas, más allá del mero análisis político, de la mera teoría política y de la filosofía política. Es un libro Político en tanto en él se entretejen multitud de conceptos e ideas en un discurso que, desde el prólogo de Illueca hasta la entrevista de Llopis a Monereo (donde preguntas y respuestas se entretejen de manera fundamental, esto es, con fundamento), pasando por el texto central del libro, La Unión Europea contra Europa del propio Monereo, ofrece un mapa, más que una hoja de ruta, donde se presenta el mundo tal y como es, con sus accidentes geográficos actualizados, que ha de servir para transitar en un viaje político, como Platón hacia Siracusa, y con vistas a cartografiar más tierras todavía por descubrir. Este Por Europa se trata de un mapa político, cultural e histórico del mundo, de Europa y de España, que si bien podría ser considerado por algunos como “un mapa más”, tiene la virtud de haber sido elaborado de manera dialéctica en el sentido hegeliano de la palabra, y ya desde los versos de Antonio Machado presentados al inicio:
“Hay que tener los ojos muy abiertos para ver las cosas como son; (Tesis)
aún más abiertos para verlas otras de lo que son; (Antítesis)
más abiertos todavía para verlas mejores de lo que son. (Síntesis).”
Machado, a través de ese mapamundi que es la poesía, introduce el núcleo, el cuerpo y el curso de un libro que abre caminos más que interesantes de cara al futuro, pues el trayecto a Siracusa que Monereo trata de ofrecer las cosas como son, a saber: hay una nueva situación política derivada en buena medida de las dialécticas políticas del siglo XX que sitúan a España en particular, y a los PIIGS europeos en general (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y la mentada patria nuestra) en una situación de periferia, e incluso de servidumbre neocolonial respecto de una gran potencia económica y política, y en crecimiento militar de nuevo (con 5000 efectivos en Afganistán) como es Alemania. Esta situación centro-periferia según Moreneo no deja de estar relacionada con ciertas líneas históricas y políticas que cruzan nuestro presente, y que tienen que ver con la radicalización del liberalismo económico y político producido en el siglo XX a partir de las obras de Milton Friedman y Friedrich August von Hayek, donde la separación entre lo económico y lo político, tomado lo primero como la “sociedad civil”, lo bueno, y lo segundo como el “Estado”, lo malo, es necesario para asegurar la “libertad humana” (separación que no es nueva en absoluto, pues viene ya de la obra de San Agustín La ciudad de Dios, viendo que el mercado es el lugar de veridicción que diría Foucault donde los hombres son libres frente a la perversa ciudad terrenal, el Estado). “¿Libertad para qué?” que preguntaríaLenin; para producir, distribuir, intercambiar, cambiar y consumir mercancías, bienes y servicios de toda clase, e incluso avasallar en sentido imperialista, desde esas ramas de las relaciones de producción, cualquier otra cosa que en nuestro mundo-entorno podamos encontrar. “Todo lo sagrado es profanado”, que dirían Marx y Engels en el Manifiesto Comunista respecto a la revolución permanente de la burguesía y “su” capitalismo. Todo ello conlleva la mercantilización del alma humana misma, haciendo que todos seamos, además de consumidores satisfechos en nuestras democracias de mercado pletórico, individuos flotantes en un océano donde el agua parece una piscina de bolas (mercancías).
Monereo advierte que hay mucho más de lo que se ve a primera vista en la situación actual. España, y el resto de “países del Sur de Europa”, puede verse obligada irreversiblemente en el futuro inmediato, a ahondar aún más, con la complacencia de nuestra “casta”, nuestra oligarquía dirigente cuyos tres ejes geográficos son Bilbao, Barcelona y Madrid, en esta situación hacia un subdesarrollo que se trató de abandonar abrazando un “Estado de bienestar” mínimo iluminado hasta la ceguera, como la de un astronauta que se acercase demasiado al Sol, por la idea de “Europa”. La “Europa” sublime, que Ortega y Gasset y otros contemporáneos vendieron al pueblo español (“España es el problema, Europa la solución”), con indudable éxito, se ha convertido, como acertadamente señala Monereo, en uno de los principales problemas de España. La Europa del euro, la del capitalismo democrático avanzado, la que trata de ser sin conseguirlo nunca como la del corazón de la misma (Alemania, Francia, el “Benelux”, Suiza, Austria y el norte de Italia, y en parte los países escandinavos y -a su manera- Inglaterra), ha sido la imagen de prosperidad que, como bálsamo de fierabrás, ha sido utilizada para purgar nuestros pecados pasados de atraso, dictadura militar derechista y catolicismo nacional con los que no hemos podido dormir varias generaciones desde 1939. Pero ¿es esta Europa la solución a todos los males, o ha sido no más que una nueva justificación ideológica para imponer, esta vez sin trincheras y sin blitzrkieg, la hegemonía del imperialismo depredador alemán desde Lisboa a Vladivostok, y con la complacencia de Estados Unidos de Norteamérica, el verdadero unificador de “Europa” y quien permite ese “Vichy global” que Alemania impone y Monereo describe?
El libro permite, y ese es uno de sus grandes méritos, ver las cosas mejor de lo que ya son. No solo por la basura que revela, sino por las propuestas de transformación del basurero europeo y europeísta. La “Unión Europea” del euro se creó en plena Guerra Fría para contener el avance comunista soviético a la Europa occidental, bajo la protección del Imperio Estadounidense, que al mismo tiempo que somete a Alemania y la llena de bases militares la permite hacer y deshacer casi a su antojo las fronteras de las naciones europeas y la disposición de la propiedad económico-política sobre sus territorios. Y ha sido el último intento, por ahora, de unificar un continente que jamás ha estado unido. “Europa”, concepto geográfico que ha tratado de ser politizado en varias ocasiones sin éxito, podría ser entendido como una biocenosis, esto es, un conjunto de organismos de diversas especies (Estados con sus respectivas clases sociales), que coexisten en un espacio determinado llamado biotopo (Europa geográfica), donde todos ellos tratan de sobrevivir compitiendo entre sí y devorándose los unos a los otros. Eso ha sido siempre Europa, siendo las únicas ocasiones históricas en que su idea ha servido de manera unitaria para imponer la “pax” del Tercer Reich en expansión entre 1939 y 1942 (hasta su derrota en Stalingrado, Kursk y, también, Normandía) y la actual Unión Europea del euro y la Troika, germánica y protegida por el amigo americano. La Europa del euro es, aún liberal y democrática, tan hija del nacionalsocialismo como la España democrática de la Transición lo es de la España franquista. Esa es la triste realidad.
Pero, ¿qué hacer? Monereo, como buen comunista y buen analista político, propone alternativas y a varios niveles. Respecto a España, romper con el régimen de 1978, impedir si es posible la Tercera Restauración borbónica española (la primera fue en 1874, la segunda en 1975, la tercera sería -en cierto sentido- este 2014), recuperar y defender el Estado como freno a la barbarie neoliberal volviendo a unir indisolublemente poder político descendente y poder popular civil ascendente y volviendo a unir economía y política, recuperar la idea de Patria española común (no es otra cosa que puro leninismo: “haced de la causa de la nación la causa del pueblo, y la causa del pueblo será la causa de la nación”), la idea de República y recuperar una “democracia secuestrada” por poderes políticos vendepatrias y rompepatrias, buscando un imaginario político, pragmático y espiritual nacional-popular en el que España pueda ser vanguardia política de un Sur de Europa postrado de manera casi irreversible. O Restauración o Ruptura. Estado o barbarie. Economía Política o ordoliberalismo (anarco-capitalismo incluso). Se trata de alternativas a “vida” o “muerte”.
¿Y después? Monereo apuesta por una gran confederación euroasiática frente al imperialismo depredador estadounidense. Pues España sola, ni siquiera con los PIIGS, podría funcionar (geo)políticamente. Pero el euroescepticismo en el seno del corazón de Europa francoalemán parece avanzar hacia el “tercerposicionismo” neofascista, competidor del populismo de izquierdas y del democratismo radical que Monereo defiende, que tiene en Marine Le Pen su cabeza más visible, apunta también a acabar con la “Europa del euro” y hacer otra Europa posible, pero bajo égida rusa, esto es: conservadora, neofascista, identitaria-étnica y racista. ¿Qué podría hacer una España nacional-popular ante esa masiva alternativa que ya enseña sus fauces? Quien esta revisión realiza propone que, si América Latina ha enseñado el camino a nuestras fuerzas políticas de izquierdas el camino para luchar y crear poder popular, quizás la mejor forma de devolver esas enseñanzas sea caminar políticamente con ellos de manera aún más cercana. Y quizás la mejor manera de ayudar al resto de trabajadores europeos que sufren la tiranía neoliberal, sea sellar una indisoluble Alianza Socialista Iberoamericana frente a un mundo anglogermánico democrático en lo formal y tiránico en lo material. Esta idea, aunque parezca contraria a la propuesta de Monereo, deriva de sus enseñanzas y escritos. Y de ahí la síntesis que, ya Machado, propone en su tercer verso, pues toda gran obra permite, siempre, ver las cosas mejores de lo que son.