Al parecer ayer, en un debate europeo de candidaturas europeas a Europa, el candidato de la "izquierda europeísta" europea, A...
Al parecer ayer, en un debate europeo de candidaturas europeas a Europa, el candidato de la "izquierda europeísta" europea, Alexis Tsipras, candidato griego de la coalición Syriza, dijo que "aún respetando el derecho a la autodeterminación" que hoy día no es otra cosa que la ruptura de la soberanía nacional y la igualdad ante la Ley de los ciudadanos de un Estado para balcanizarlo democráticamente y que terceros saquen tajada, para evitar el "choque entre pueblos" de "Europa" la solución sería el federalismo. ¿Pero cuál y con qué contenidos? Pues bajo esa contradicción in terminis llamada Derecho Internacional, que respeta la soberanía de los Estados pero que otorga mayor autonomía a las regiones sediciosas. Es decir, Tsipras propone más de lo mismo, más de lo que ya hay, y lo que es peor, dentro del marco de la Unión Europea.
En este asunto hay dos cuestiones críticas a considerar: una es el llamado "euroescepticismo de izquierdas", que también empieza a aparecer en España. Y otra la idea de España, y de "Europa", que tienen los federalistas españoles.
En lo que al "euroescepticismo de izquierdas" se refiere, un ex-comunista y reformista como Tsipras supone el ejemplo discursivo más ilustrativo: Tsipras no quiere ser el "candidato de los pueblos europeos del Sur -los PIIGS: Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España-, sino de todos los pueblos de Europa contra la austeridad". No es que ya solo la idea de escepticismo se haya tomado vulgarmente como sinónimo de "racionalidad" entre muchos partidarios de la Razón Pura, de "la ciencia", que se autodenominan "escépticos" frente a los creyentes y espiritualistas, sean militantes pseudocientíficos o no. Es que ahora esa idea, traspasada de los partidarios de la Razón Pura se ha pasado a la idea filosófica y política de "Europa". El escéptico es aquel que duda de todo, pero el escéptico científicista y político europeísta dudan, cada uno, de determinados campos de ideas entretejidas con impacto sociocultural. El primero de las pseudociencias, y el segundo de la Unión Europea actual. Pero no nos engañemos, el escéptico cientificista pondrá a caldo a las pseudociencias sin purgar en absoluto de ideas metafísicas (en sentido peyorativo), filosóficas, los campos científicos, como viendo la paja en el ojo ajeno (algo necesario, no obstante) pero sin ver la viga en el propio, a saber: que en los campos propios de las ciencias flotan ideas pseudocientíficas junto con teoremas y configuraciones fuertemente consolidadas y anudadas por los propios científicos. En lo que respecta al euroescepticismo pasa lo mismo. Se ve la paja en el "ojo ajeno", el del europeísta convencido partidario, con sus más y sus menos, de la Unión Europea actual, pero no la viga en el propio, es decir, en el europeísmo alternativo que se defienda.
Está claro que el "euroescepticismo tercerposicionista" no es partidario de la Unión Europea socialdemócrata-democristiana-liberal actual, ni de las tesis ideológicas de los "padres fundadores" de esta corriente europeísta dominante, como fuera el francés Arístides Briand. No, ellos prefieren la Europa fuerte y unida heredera del Tercer Reich nacionalsocialista, construida frente al comunismo y a la invasión de razas bárbaras. Una Europa que, casualmente, fue la única verdaderamente unida, manu militari, hasta las victorias soviéticas en Stalingrado y Kurtsk y la llegada de Zhukov a Berlín. El Tercer Reich durante la Segunda Guerra Mundial fue la primera Unión Europea real, base histórica directa de la que hoy vivimos aún cuando sus ideólogos quieran relacionarla con los iusnaturalistas centroeuropeos de principios del siglo XX. Lo que está claro es que el tercerposicionismo actual es también europeísta. Igual que las izquierdas europeas agobiadas por la Troika o los recortes, sean griegas, españolas, portuguesas, alemanas o francesas. Ellas también quieren "otra Europa", la de los "ciudadanos europeos" (no existe la ciudadanía europea, a no ser que se haya asimilado como un elemento de ciudadanía el ser mano de obra barata exportable gracias al Acuerdo Schengen), o incluso la de los "pueblos europeos" oprimidos por imperialismos "internos" y externos, que conseguirían su emancipación ya sea independizándose o no, pero "federados" todos como hermanos en una "Europa" alternativa, "social", con un Estado de bienestar redivivo con "más derechos". En esa línea está el posiblemente nuevo europarlamentario Pablo Iglesias de Podemos como el ya europarlamentario Willy Meier de "La Izquierda", y también el señor Tsipras, de Syriza.
Y es aquí donde los federalistas españoles caen, como siempre, víctimas de sus tics ideológicos sin remisión. Al creer que las palabras de Tsipras respetan la soberanía de los Estados no ven que el propio Tsipras cae en los mismos errores ideológicos en que ellos caen, y quizás por eso existen esas simpatías. Una federalización de naciones políticas europeas ya consolidadas, que permita una mayor autonomía de regiones sediciosas (Cataluña, País Vasco, Padania, Venecia, Flandes, Escocia, etc.) equivale a esa "Europa de los pueblos" que cierta izquierda europeísta defiende que, sin que lo sepan, coincide casi sospechosamente con la "Europa de las etnias" que ya el Tercer Reich quiso establecer en su día para garantizar la hegemonía germánica en el continente, en base a la raza aria.
¿Cómo es posible que antifascistas convencidos caigan en la trampa ideológica del fascismo que realmente existió, y defiendan un modelo europeo que, dicho como alternativo, configure administrativamente el continente de la misma manera que ellos? ¿Y cómo es posible que la Europa de la Troika y los recortes, la actual, sin embargo, posibilite esta regionalización de las naciones europeas desde su misma constitución política y económica a través de mecanismos tan peculiares como el fondo de cohesión o la desconocida, por muchos, coalición político-económica de "Los 4 Motores para Europa", en que está Cataluña (España), además de Baviera (Alemania), Lombardía (Italia) y Ródano-Alpes (Francia), estas tres últimas con frontera con Suíza? Pueden ver la web oficial de esta coalición aquí, en cuatro idiomas: Francés, Italiano, Alemán y Catalán (no Español):
En definitiva, no hay corriente europeísta, sea esta socialdemócrata, democristiana, liberal, socialista, nacionalsocialista, fascista, comunista, que no regionalice las naciones europeas, las destruya y reorganice "Europa" en torno a los de siempre: el eje franco-alemán. Porque en el fondo todas estas corrientes, armonistas en esencia, vienen de un mismo tronco histórico positivo (la Europa unida real del Imperio Alemán nazi), y todas ellas a su vez pasan por alto la propia constitución antropológico-histórica de "Europa" de siglos, pues Europa es un continente que nunca jamás unificado, en el que siempre ha habido unos Estados dominantes sobre otros, donde siempre unos han intentado comerse a otros, y que solo potencias externas como el Imperio Estadounidense han logrado "pacificar". La idea de una "Europa unida" es una consecuencia de la Pax Americana ya establecida desde la Primera Guerra Mundial y consolidada, frente al nazifascismo y al Imperio Soviético, tras la Segunda Guerra Mundial, y hoy todavía vigente a pesar de la pérdida de hegemonía universal estadounidense frente a China y Rusia de nuevo, pero que trata de recuperarse, y creo que podría lograrlo, gracias al TAFTA, tratado de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea que desde el año 2013 está implementándose, el cual podría incluir también a Canadá, México, Noruega y Suíza. Además, hay que señalar que, a pesar de los intentos germánicos y franceses de hegemonía europea, siempre fracasados, y de que esa unidad europea solo la ha garantizado un imperio externo, Estados Unidos (heredero en parte del Imperio Británico), las grandes potencias europeas han sido siempre "periféricas" de ese núcleo carolingio francogermánico que nunca ha llegado a consolidarse, a saber, el rombo geopolítico que rodea a Francia y Alemania (que junto con el Benelux y Austria constituye la "Europa" ideal a la que el resto trata de acercarse en muchos aspectos, y esto dicho con permiso de los países escandinavos o la Italia norte), y que lo constituyen los grandes imperios universales que tuvieron su raíz o núcleo en suelo geográfico europeo: Rusia, Turquía, Inglaterra y España.
El federalista español, que ve en el federalismo o incluso en el confederalismo (PCPE) la solución a la "cuestión nacional española", aún defendiendo la unidad de España y considerando a esta como nación política, no ve que el federalismo no atemperaría en absoluto las ansias neofeudalistas del separatismo. El federalismo y el confederalismo son entendidos por los separatistas como una puerta abierta a la separación sin sangre, consentida desde amplios sectores ideológicos españoles, en tanto piensan que el federalismo les daría autonomía dentro de España y no saldrían de ella. Pero eso mismo, sin llamarse federalismo o confederalismo, es lo que ha hecho el Estado de las Autonomías del Régimen de 1978, por mucho que los separatistas lo tachen de centralista y unitario. Que no se equivoquen mis amigos federalistas: los separatistas catalanes y vascos no tendrían ningún reparo en quemar también la bandera tricolor segundorrepublicana, y no cejarían jamás en su fin último, que es destruir España, sea esta monárquica o republicana, centralista jacobina o confederal. Pues lo que les mueve realmente, aunque lo vistan de progreso o de democracia, es la hispanofobia.
Además, incluso un Estado unitario y centralista podría reconocer el bilingüismo regional, si eso tanto preocupa, como ocurre en la jacobina Francia respecto a Alsacia-Lorena, donde es legal hablar alsaciano (un derivado del alemán) pero no es obligatorio. El caso es que la conexión entre federalismo o confederalismo, separatismo neofeudal y europeísmo es más que obvio, a pesar de las intenciones unitaristas españolistas y proiberoamericanistas de muchos que los sustentan.
Yo, por mi parte, entiendo que las alternativas a lo que hoy hay son tan lamentables, que casi es preferible un gobierno de concentración nacional a la alemana en el que el Partido Popular Socialista Obrero Español (PPSOE, unión de los dos grandes partidos que, curiosamente, tiene nombre de partido de dictadura del proletariado comunista o de partido socialdemócrata centroamericano), reforme desde arriba el poder político y asegure la eutaxia del Estado, antes que el proseparatismo o el federalismo ingenuo de partidos como UPyD o Ciudadanos tengan más votos. Eso sí, este gobierno de concentración nacional, si llega a producirse, que no es seguro, sería solo un parche temporal para España. A mi juicio, la salida más digna sigue siendo la misma: República Unitaria Presidencialista Unicameral fuera del Euro, de la Unión Europea y de la mano de nuestros hermanos históricos y políticos iberoamericanos.
Porque no es lo mismo ser "euroescéptico" que antieuropeísta, como es mi caso, de ahí esta entrada.
Porque no es lo mismo ser "euroescéptico" que antieuropeísta, como es mi caso, de ahí esta entrada.