Desde el año 2010, el suicidio es la primera causa de muerte no natural en España . La crisis económica es determinante para ello, pero...
Desde el año 2010, el suicidio es la primera causa de muerte no natural en España. La crisis económica es determinante para ello, pero hay otros factores culturales que influyen entretejidos con los problemas económicos de los ciudadanos, y lo que voy a decir puede chocar a algunos pero aún así lo diré: el aumento de los suicidios desde el año 2010 en España es síntoma de un proceso ya largo iniciado desde un poco antes de la Transición española consistente en descatoliquizar la sociedad española y protestantizarla en lo cultural (que no en lo estrictamente religioso).
Pues un católico verdadero, por muy mal que lo esté pasando, jamás se suicidaría ni tendría una sensación de fracaso por haberse quedado pobre o en la miseria. Antes bien, sacaría fuerzas a base de sus obras, del amor a los suyos y de la caridad, generosidad y la solidaridad de la comunidad frente a la crisis. Pero cuando esa comunidad falla, cuando el individualismo de corte protestante y capitalista ha calado hondo en los españoles, sobre todo entre los menores de 60 años, entonces esos lazos comunitarios necesarios para hacer recordar la fortaleza vital a los que lo están pasando mal, unido al amor a la condición humana (tan católico), entonces no es casual que el suicidio se convierta en la primera causa no natural de muerte.
Y más cuando esa ideología liberal, capitalista, y protestante, venida por la influencia por los imperialismos depredadores anglogermánicos, y tras abrirle las puertas de par en par tanto las elites oligárquicas españolas como la socialdemocracia patria, cala incluso entre miembros egregios de la Iglesia Católica, tanto de la Conferencia Episcopal como a creyentes de base, o a "ateos católicos" como Gustavo Bueno Sánchez, que calificó de "pisotenientes" a los que sufrían deshaucios en España afirmando que la culpa principal era de ellos y se lo merecían.
En este último día de Semana Santa, es bueno recordar, incluso desde posiciones ateas, los elementos positivos que la idea de comunidad (incluso en un sentido socialista) tiene en el sentido del catolicismo en desintegración en España. Pues cuando esa idea de comunidad supone un freno e incluso un elemento de ofensiva y ataque frente al liberalismo capitalista, también para defender la vida del otro y la nuestra propia, entonces no cabe más remedio que ser católico. Y ser ateo católico en sentido materialista, no consiste solo en leer a Santo Tomás de Aquino o admirar la belleza de la Capilla Sixtina: consiste también en defender unas formas de organización social comunitaria intrínsecamente socialistas que son incompatibles con el suicidio masivo de personas que piensan que han fracasado en la vida por su mala actitud y que por ello han de quitársela. Este tipo de motivaciones suicidas son las que estudió Emile Durkheim en su clásica obra "El Suicidio" para diferenciar los países protestantes del norte de Europa de los del Sur, estando todavía de plena actualidad este libro.
Por ello, si estamos comprometidos con España, con la Patria, con la comunidad, con los trabajadores ciudadanos y residentes (sean españoles de nacimiento o no, sean católicos o no), y con una idea de comunidad política socialista alternativa a la basura actual destructora de la condición humana, la denuncia, la crítica y el tratar de evitar que la gente se mate haciendo un irreversible daño a sus familias, a sus amigos y a la nación, debe ser un deber ético, moral y político incuestionable. Por eso, aún teniendo en cuenta la parcialidad de sus objetivos, las acciones y propósitos de la Plataforma de Afectados por la Hipotéca han de ser aplaudidas por nosotros, y siempre sería bueno entrar y pertenecer a esa y otras plataformas con similares objetivos y planteamientos, por todo lo que está en juego.
El suicidio masivo en tiempos de crisis es un problema político, y los problemas políticos solo pueden tener soluciones políticas, desde abajo y desde arriba. Y nuestro deber, como militantes materialistas, socialistas, hispanos, iberoamericanistas y, por qué no decirlo también, comunistas (en un sentido que en el futuro hay que explicar), es estar con esa gente que está pasándolo mal hasta el punto de renunciar a estar en el Mundo. Porque si ellos renuncian y se matan, algo en nosotros faltará y fallará, y algo estaremos haciendo mal.