Muchas cosas, ideológicas y vitales, me separan de Santiago Abascal, fundador y presidente de la Fundación DENAES para la Defensa de la...
Muchas cosas, ideológicas y vitales, me separan de Santiago Abascal, fundador y presidente de la Fundación DENAES para la Defensa de la Nación Española, salvo una, el patriotismo y el amor, también crítico y doloroso, hacia nuestra España, tan vapuleada por unos como por otros, como también por los de más acá y los de más allá. Por eso, por patriotismo, y porque siempre he estado convencido de que Abascal era, ante todo, una buena persona, tomé la decisión de aceptar su invitación a participar en un espot de DENAES en defensa de España, un espot que en ningún momento tuvo un tufo ideológico patriotero ni "facha", donde se llamaba a la movilización bajo un eslogan que, aún siendo algo indefinido, era inclusivo y eso bastaba: "España somos todos:
Leo esta mañana una carta abierta suya a Mariano Rajoy (http://www.santiagoabascal.es/), presidente de su ya ex-partido, que, sinceramente, me ha gustado mucho, sobre todo por la significancia política que tiene y, más que por lo que dice, por lo que deja entrever, y es algo que en Izquierda Hispánica siempre hemos tenido en cuenta, y es algo que nos ha costado enfrentamientos más que viscerales con determinados sectores oficialistas del "buenismo", y que tiene que ver con el Partido Popular en particular (un partido que es en esencia enemigo de España, tal y como ya denuncié: http://www.vozbcn.com/2013/08/07/142331/contra-pp-santiago-armesilla/) y con las cúpulas dirigentes y las elites sociopolíticas de España en general, y las resumiría así:
a) No hay nada que hacer en lo que a cambios profundos y fundamentales a nivel político se refiere desde las cúpulas de los grandes partidos ya establecidos, así como desde la inmensa mayoría de las instituciones políticas, económicas, policiales, militares y de servicios secretos de nuestro Estado español. Y no hay nada que hacer, entre otras cosas, porque ETA es una de las niñas mimadas de este régimen de 1978, una pata esencial del mismo. Si algunos desde el "buenismo" vulgar han defendido acercarse a las elites para influir políticamente, la marcha de Abascal del PP es solo una confirmación más de que, si ya desde este "buenismo" se ha criticado el bajo nivel de la población, qué decir del bajísimo nivel político, filosófico, pero también ético y moral de nuestras elites políticas. Lo único que las interesa, a "izquierda" y a "derecha", es mantener las estructuras de poder regional y nacional para llevar a cabo sus propios fines, sean estos la secesión de España o el robo sistemático de dinero público. Salvo que se quiera participar de esa corrupción montando un chiringuito propio en connivencia con estos poderes, no tiene ningún sentido la "rebelión desde arriba" al más puro estilo franquista.
b) Desconozco el destino final de Abascal, pero su marcha del PP puede oxigenar algo a DENAES, demasiado manchada ideológicamente por este partido, algo de lo que se han quejado siempre incluso personas cercanas al mismo, militantes de base y votantes. Pero esa oxigenación dependerá de a dónde vaya Abascal ahora. Una pista pudo ser su presencia de la presentación en Madrid del Movimiento Ciudadano de Albert Rivera, la pretensión de españolizar Ciudadanos de Cataluña, algo que nuestro régimen de 1978 necesita imperiosamente desde la desaparición de UCD y la pérdida de mayoría absoluta del PSOE en 1993, pues entre estos dos acontecimientos políticos de relevancia nacional y años de plomo de ETA mediante (la década de 1980 fue la más sanguinaria de esta banda terrorista racista y antiespañola), los neofeudalismos separatistas crecieron, fermentaron y se pudieron aupar primero como visagras parlamentarias nacionales y segundo como parásitos venenosos antinacionales. El MC de Rivera y UPyD son las nuevas UCD que el régimen de 1978 necesita, y Abascal puede optar por una de ellas, por "crear" su propio Partido o, simplemente, quedarse en DENAES y orientar la fundación a ser un "contrapoder" activo al estilo del Frente Cívico de Julio Anguita pero en sentido liberal-conservador.
c) Aún así, y admitiendo que Abascal siempre fue un reformista radical del régimen de 1978, nunca ha sido ni será un rupturista. Y lo que España necesita para sobrevivir, y no me canso de repetirlo hasta la saciedad, es la ruptura total con el régimen de 1978 pero sin ceder nada en su unidad territorial, muy anterior a 1978 y heredera de la Constitución de Cádiz de 1812. La salida más digna para España es aquella que vaya directamente a los pilares fundamentales del régimen de 1978 y de las estructuras institucionales que hereda en sentido reaccionario de regímenes anteriores, hasta destruirlos por completo. En mi artículo "Nación Política" en esta misma web ya aposté por una línea muy concreta: República Unitaria Presidencialista y Unicameral, fuera de la Unión Europea y el Euro y orientada a Iberoamérica, en la misma línea que Anguita pero en un sentido más claro y conciso.
En resumen, celebro la decisión de Abascal, le expreso desde aquí mi total apoyo en su decisión, y le animo, aún teniendo en cuenta estas diferencias ideológicas que nos separan, a mirar en la única dirección que compartimos: la de la defensa de la unidad de España contra cualquier proyecto político que atente contra ella.