Unas muy breves reflexiones quiero mostrar en esta entrada, en relación a la noticia del voto en el Congreso de los Diputados de la moc...
Unas muy breves reflexiones quiero mostrar en esta entrada, en relación a la noticia del voto en el Congreso de los Diputados de la moción presentada por el partido de Rosa Díez, UPyD (Unión, Progreso y Democracia), proclamando que el derecho a decidir sobre toda cuestión que tenga que ver con España, con su unidad política y administrativa, y con su devenir histórico, en materia de soberanía, recae en el conjunto de todos los ciudadanos españoles. La noticia es tan importante de cara a las elecciones europeas y las próximas generales y autonómicas que merece la pena unos breves comentarios:
a) La autodeterminación es una falacia jurídica, política y filosófica. No hay auto, sino heterodeterminación, tanto subjetual como grupal-comunitaria, así como Estatal-nacional. Los Estados están heterodeterminados por factores internos a su desarrollo (dialéctica de clases) y externos (dialéctica de Estados) en un entretejimiento constante de acercamiento y separación a otros Estados y sus clases sociales respectivas. Así pues, querer "autodeterminarse" un Estado o una parte del mismo es tan absurdo como pretender, si se está uno cayendo a un abismo, evitar la caída tirándose de los pelos. Incluso con un paracaídas en la mochila estamos heterodeterminados en primer lugar por los fabricantes de paracaídas, en segundo lugar por los fabricantes de mochilas y en tercer lugar por los monitores de paracaidismo y sus respectivas academias, que tienen que reconocerte mediante un diploma que eres apto para tirarte en paracaídas. Otra cosa es que te estrelles y te mates o, como mínimo, solo te partas las piernas y acabes inválido.
b) La nación política es el núcleo político del devenir de las izquierdas políticas desde la Gran Revolución Francesa. Los jacobinos son los conformadores de Francia, mientras que la izquierda liberal revolucionaria de la Guerra de Independencia española de 1808-1814 lo son de la Nación Política Española, así como también del resto de naciones políticas hispanoamericanas. Los anarquistas en España, desde su plataforma política más positiva, el anarcosindicalismo, rechazaron el Estado y quisieron eliminarlo, pero conservando la nación histórica como concepto político, y de ahí que el nombre del gran sindicato anarquista español fuese CNT (Confederación Nacional del Trabajo). La socialdemocracia lideró en el siglo XX la construcción del Estado de bienestar, que apuntaló en sentido ejemplarista a naciones políticas europeas como la Alemania Federal, Suecia, Reino Unido, Francia, Italia, Holanda, Bélgica o España. El comunismo fortaleció naciones en sentido político incluso hasta después de su fracaso estrepitoso como Polonia, aún cuando su defensa de la autodeterminación sirvió de base para el posterior desmembramiento y fracaso con consecuencias nefastas dentro y fuera de las fronteras de las naciones balcanizadas comunistas como Yugoslavia, la propia Unión Soviética e incluso Checoslovaquia, cuya separación "pacífica" que tanto cacarean los separatistas hispanófobos en España no puede sin embargo ocultar que en Eslovaquia, por ejemplo, se trate a los ciudadanos de origen étnico checo como eslovacos de segunda, y más si se trata de gitanos de origen checo. Por su parte, el maoísmo es el gran artífice de la nueva grandeza china actual. Contra la nación política, y en nombre de los Derechos Humanos, la democracia o la "izquierda socialista o comunista" se levantan movimientos puramente reaccionarios y fraccionarios con una base étnico-lingüística e incluso religiosa (post-carlismo, podríamos llamarlo, en España), que niegan la soberanía nacional y la igualdad ante la ley en nombre de los metafísicos "pueblos".
c) La idea de nación política, y aquí he de incurrir en el paralelismo con el nacionalsocialismo y el fascismo (sé que se me acusará de "reductio ad Hitlerum", pero a veces esta acusación pasa por alto que el fascismo italiano y el nacionalsocialismo alemán fueron movimientos sociopolíticos de tal calado universal en su época, que prácticamente todas las naciones democráticas occidentales los veían con simpatía antes de la Segunda Guerra Mundial, y fue su derrota y fracaso y el conocimiento de los campos de exterminio nazis lo que permitió ese cambio de perspectiva respecto de estos movimientos tercerposicionistas, pero el caso es que Hitler era visto como un "dios sobre la Tierra", como "el último avatar" en palabras de los nazis Miguel Serrano y Savitri Devi, y Mussolini como un aguerrido y honrado líder y patriota, ambos en lucha contra el, en su época y desde las democracias liberales, visto como gran mal de su tiempo: el comunismo soviético de Lenin y Stalin), se ve de igual manera en los nacionalismos "de izquierdas y democráticos" separatistas (el neofeudalismo) que en el fascismo y el nacionalsocialismo. Si alguien tiene dudas, lo mejor es acudir a las propias fuentes doctrinales del neofascismo y neonazismo actuales, como la wiki fascista Metapedia. Si uno ve la entrada "Nación" (http://es.metapedia.org/wiki/Naci%C3%B3n) se puede leer lo siguiente:
En sentido estricto, puede ser conceptuado desde dos acepciones:
- Desde su acepción factual, objetiva, como una realidad étnica que comparte una identidad y cohesión racial y cultural. La nación étnica, basada en principios y hechos naturales[1][2], se puede definir a grandes rasgos como una comunidad humana con características comunes como pueden ser culturales y raciales que le dotan de identidad nacional.
- Desde su acepción contractual, subjetiva, como una ficción jurídica artificial, impuesta arbitrariamente por la sociedad mediante la cual, un individuo "firma un contrato social" en virtud del cual, sin importar sus orígenes, le es conferida la nacionalidad de dicho Estado, por nacimiento o naturalización. Este concepto de "nación" fue instaurado por la francmasonería durante la Revolución Francesa, y es la forma de nación más conveniente para la consolidación de la globalización y la hegemonía sionista, por lo que se ha extendido mundialmente desde finales de la Segunda Guerra Mundial.
Para el nacionalsocialismo y el fascismo, la nación es objetiva cuando tiene que ver con la raza y la sangre, pero es "subjetiva" (sic) cuando tiene que ver con el Estado. Es decir, la nación política de origen revolucionario francés y de izquierdas, sería falsa, mientras que la nación étnica, de origen romántico alemán, sería cierta, sería la buena. Cuando los catalanistas neofeudalistas apelan a la "libertad de los pueblos para decidir su futuro" nos encontramos con un argumento típicamente romántico germanista y critponacionalsocialista, cuyo socialismo resulta ser irracionalista. No en vano, para Hitler "el Estado no es un fin, es un medio, cuya única finalidad es proteger a la nación" en sentido étnico. Y de ahí que los catalanista neofeudalistas quieran que Cataluña sea un "nuevo Estado de Europa". Hoy día, la importancia histórica de Hitler como ideológico y político está infravalorada, lo que no niega su maldad intrínseca y de su ideología.
d) Los únicos partidos que se han opuesto en la votación de la moción de UPyD al arribamiento catalanista sobre la soberanía nacional española han sido los propios UPyD, PP (Partido Popular) y PSOE (Partido Socialista Obrero Español), pero todos apelando a la Constitución Española actual de 1978 como fundamento jurídico primero y último de la unidad de España y de la soberanía nacional. Dejando aparte que ese fundamento está causalmente determinado por la conformación de España primero como nación histórica durante siglos, y luego como nación política desde la Constitución de Cádiz de 1812, lo cierto es que, hoy por hoy, estos partidos son el mal menor electoral y político, aún cuando la sección catalana del PSOE, el PSC, se ha abstenido en la votación. A día de hoy, a los únicos partidos que merece la pena votar desde posiciones responsables y patriotas en España (partidos, por otra parte, tibios y timoratos en lo que concierne a la cuestión social y económica de los españoles, pues la igualdad formal jurídica entre españoles siempre se queda corta en lo que a desarrollo y eutaxia nacional se entiende y necesita), son por supuesto a UPyD, al PP y al PSOE (a estos siempre con reservas, y en espera de su supuesto proceso de "deszapaterización"), estos últimos salvo en Cataluña y a expensas de que no conformen una nueva marca electoral propia en dicha región, que ocupa, mal que les pese, el partido Ciudadanos, el cual podría convertirse en quinta fuerza política nacional española si el Movimiento Ciudadano presentado en Madrid logra pasar su actual etapa fetal. El voto a formaciones menores sin representación electoral no tiene sentido, sean del signo ideológico que sean.
e) Los partidos regionalistas separatistas (CiU, ERC, PNV, Bildu, Amaiur, ChA, BNG, BG, CC, Compromís, PA, BA, IzCa, TC-PNC, PdB, PNL, CUP), aún con discurso democrático e "izquierdista" (socialista) están a la derecha de todos los partidos mencionados anteriormente. Más que partidos, incluso, son sectas facciosas, que no pretenden sino romper el todo aún proclamándose partes del todo. Realmente, partes del todo con todas las letras serían aquellas que, no obstante al todo y orgullosas de ese todo, no quieren destruir ese todo sin el cual no serían partes suyas. Desde una perspectiva democrática, ningún partido regionalista, separatista y nacionalista étnico-lingüístico es democrático, pues pretende arrogarse la soberanía nacional española para sí y sus regiones, y en consecuencia luchar por su ilegalización sería un acto democrático real con consecuencias más que beneficiosas para ese todo.
f) Izquierda Unida, Izquierda Plural, con su posicionamiento al lado de los partidos neofeudalistas, se coloca también a la derecha del espectro político de ese todo, aún con su "discurso social". El experimento creado por el PCE en 1986 ha demostrado con el tiempo su absoluto fracaso, y hoy día los portavoces más mediáticos de IU son jóvenes criados en el odio a España como Tania Sánchez o Alberto Garzón. Solo voces como la de Paco Frutos (hay que leer su último artículo en Mundo Obrero, titulado Cataluña, el nacionalismo el indepententismo y la izquierda: http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=3193) o Pablo Huerga (hay que leerse sus Notas para una Crítica de la Razón Política de la Izquierda Española, publicada en el último número de la revista La Balsa de Piedra: http://labalsadepiedra.org/notas-para-una-critica-de-la-razon-politica-de-la-izquierda-espanola/), son meras gotas de agua sin apenas repercusión en un océano de estupidez, aún cuando unos pocos dentro y fuera del PCE sí las escuchen y las hagan caso. Como Pablo Huerga ha demostrado, políticamente hablando hoy no hay izquierda definida en España, siendo (para bien o para mal) el PSOE, el PP y UPyD (veremos el Movimiento Ciudadano, MC), los únicos bastiones de defensa política de España como nación, estando así más a la izquierda que el resto de formaciones topo del hemiciclo de las Cortes y del inservible senado. Ergo no merece en absoluto la pena votar por Izquierda Unida hasta que las cosas dentro cambién, si es que cambian alguna vez que tiene pinta de que no.