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La jornada de la Diada de ayer, un éxito organizativo y propagandístico sin duda para el neofeudalismo catalanista pero con menos gente que el año pasado, ha de tener consecuencias, las cuales han de extraerse sin ambajes de cara al corto, medio y largo plazo español. Esto es lo que hay que tener en cuenta:
a) El neofeudalismo catalanista es una ideología política que pretende arrogarse el privilegio de desmembrar mediante referendums una parte de España del resto, pues solo pueden votar en ese referendum según ellos los "catalanes" y no todos los españoles. Para justificarlo ponen símiles como la familia que se muda de vecindario (de "España" a "Europa", cuando España es Europa desde mucho antes que Cataluña fuera siquiera una región de España), o el matrimonio que rompe lazos (España no es un matrimonio, es una nación política surgida durante la Guerra de Independencia de 1808-1814 con la Constitución de 1812 como hito histórico, tras la transformación revolucionaria de la monarquía absoluta española y el paso de España de nación histórica a nación política). Quien hace estos símiles siempre sigue separando entidades, y lo hace porque piensa que España es una mierda y ellos son el camino, la verdad y la vida (en fórmula opusina). Retrotraen los privilegios de censo y nacimiento medievales al siglo XXI, y lo hacen vendiéndolo como democracia, progreso y libertad. Realmente, este neofeudalismo catalanista busca, con la independencia, mantener un estatus socioeconómico que fue real en la Cataluña de la década de 1970 y de 1980 pero que ya lo ha perdido hace tiempo, y todavía no se han enterado. De ahí que tanta gente mayor charnega y sus familias se vuelvan neofeudalistas, porque quieren vivir bien (cosa comprensible) como hace cuarenta años. Pero tendrán que desengañarse: esos días de opulencia en Cataluña nunca volverán. Cataluña ya no es el motor económico de España, no tiene los privilegios fiscales de Navarra o Vascongadas y hoy día Madrid es el motor político, económico y cultural de la nación, aún a pesar del proceso balcanizador existente.
b) El neofeudalismo catalanista tiene cinco aliados ideológicos voluntarios e involuntarios que le sirven en bandeja de plata la idea de la inevitabilidad de la secesión: 1) la Leyenda Negra antiespañola, surgida en el siglo XVI contra la monarquía hispánica católica y su expansión imperial desde potencias protestantes (Holanda, Inglaterra) o católicas competidoras (repúblicas italianas, Francia), poniendo a España como el atraso y a ellos como el progreso, a España como la barbarie y a ellos como la luz del Mundo. 2) el Liberalismo, que al poner el peso no en la nación política y no en las clases de trabajadores españoles que en España generan valor económico, sino en los individuos, sobre todo en los individuos emprendedores y los empresarios vendepatrias que venden parte de nuestro suelo, nuestras empresas y de nuestro sudor a potencias angloeuropeas, no tienen empacho a la hora de defender la secesión de Cataluña en nombre de la "libertad", el "pacto de no agresión" y los "acuerdos voluntarios de trabajo" en fórmulas anarco-capitalistas tipo Murray Rothbard, y es que hoy en España ser liberal es ser anarco-capitalista, quedando muy lejos el significado de liberal como patriota, como revolucionario y como antiabsolutista de 1812. 3) la Socialdemocracia y el Progresismo, que ve en cualquier forma de defensa de la unidad de España como algo antidemocrático y derechista, estando estos muy influidos por las dos ideologías anteriores, y que tiene a sujetos como Nacho Escolar o Cristina Fallarás como los tontos útiles de la causa neofeudal. 4) el Tercerposicionismo y el Neofranquismo, ese que irrumpió ayer con empujones, banderas franquistas y falangistas (y de Democracia Nacional y la Alianza Nacional), además de gases lacrimóginos, en la celebración de la Diada en la capital de España, en Madrid. Su imagen ha dado la vuelta al Mundo, y ha servido en bandeja de plata a los neofeudalistas el seguir presentándose como el progreso, la libertad y la democracia y a España como la caspa, lo rancio y la decrepitud (el fascismo). Mientras la idea de nación española sea negada por el liberalismo y la socialdemocracia o el comunismo, y siga secuestrada por los gilipollas de ayer en Madrid, el neofeudalismo catalanista podrá conseguir sus objetivos sin apenas oposición. 5) el Neofeudalismo antiespañol que hay en toda España, que ayer apoyó con su presencia la Diada (Bildu, Amaiur, Sortu, de las Vascongadas), y que tiene defensores de la anarquista "autodeterminación" en toda España, incluido Madrid, así como en otras latitudes (Noruega, Bélgica, Italia, Alemania, Suiza, Escocia, Venezuela, Uruguay, México, Estados Unidos).
c) La Transición ha fracasado. La Constitución de 1978 de la monarquía borbónica parlamentaria heredera del régimen franquista ha convertido España en un polvorín anarquista étnico en el que, si Cataluña se separa, podría provocar un efecto dominó similar al soviético o al yugoslavo. Es decir, el fin de España. Pues no es sino la Constitución de 1978, y por ende el Gobierno "central" de Madrid, el gran responsable de todo lo que está ocurriendo. Y la dejadez, cobardía y complacencia de Madrid con el neofeudalismo catalanista es lo que trae, por una parte, a los Santiago Espot (neofascistas catalanistas) o a los neofascistas españolistas de ayer en Madrid. Si en crisis económica el gobierno de una nación no defiende a sus ciudadanos ni genera un discurso ilusionante y motivador, y a su vez la "izquierda" hace la cama a elementos disgregadores (el socialfascismo) es entonces cuando el fascismo irrumpe y se convierte en la alternativa revolucionaria.
d) La idea de séptima generación de izquierdas de Ismael Carvallo, inspirada en Gustavo Bueno, ha "fracasado". Hoy en día, la izquierda extraparlamentaria española es populista, democratista (cree que la democracia participativa, protagónica, asamblearia y de plebiscito casi diario es la democracia más pura, y considera "no democráticos" a los regímenes liberales burgueses), su sujeto revolucionario es el "pueblo" y su proyecto universalista es un mundo multipolar pacífico donde se respeten todas las naciones (étnicas), todas las "culturas" y ya no sea necesaria la nación política. Hoy día la izquierda es esto, es Pablo Iglesias Turrión y Juan Carlos Monedero, es Teresa Forcades y Arnaldo Otegui. No es ni Ismael Carvallo ni Izquierda Hispánica. Hoy el populismo tiene una inspiración teórica doble (altermundialista, inspirada en Seattle 1999, y altermarxista, basada en las ideas de Boaventura Da Sousa Santos, Noam Chomsky, Toni Negri, Heinz Dietterich e Immanuel Wallerstein) y otra inspiración política efectiva muy clara (el bolivarianismo, el proyecto unificador de la Patria Grande "latinoamericana" llevada a cabo por Hugo Chávez, y seguido por Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Argentina, Uruguay, Paraguay y Cuba, además de muchas naciones antillanas caribeñas, y de clara posicion tercermundista -Franz Fannon- y de ahí su acercamiento a Irán, Siria, Libia, Zimbabwe o Bielorrusia). Esta izquierda populista es la verdadera séptima generación de las izquierdas, pues está perfectamente definida como proyecto político respecto al Estado y a las clases sociales, y aunque tiene inequívocos elementos irracionalistas y particularistas de derecha (lo telúrico), hoy día es la izquierda definida dominante, cuya influencia se nota en el liberalismo, la socialdemocracia y el comunismo que queda. Que haya "fracasado" la predicción de Carvallo no significa que haya caído en saco roto, pues todavía es posible articular la construcción de una alternativa política, en todo o en parte inspirada por el materialismo filosófico de Gustavo Bueno, solo si este materialismo filosófico se vuelve materialismo político, si toma partido en sentido maximalista y deja de solamente triturar filosóficamente el presente para aprestarse a recorrer el camino de la trituración política del presente, lo que Marx y Engels en "La ideología alemana" llamaron "materialismo práctico" (comunismo).
e) Frente a todo esto, incluida la izquierda populista definida, urge en España, y para la herida casi de muerte Hispanidad, la articulación de una alternativa política nacional española, también de izquierda en sentido fuerte. La única solución, la única vía a transitar frente a este presente inmundo, es la construcción de un partido político de Izquierda Nacional que plante cara tanto al liberalismo, como a la socialdemocracia, al populismo Forcades-Turrión, al tercerposicionismo nostálgico del franquismo, al europeísmo, a la Leyenda Negra y a la mala imagen de la nación española fuera de nuestras fronteras y, por supuesto, al separatismo ladrón de parte del territorio que todos los trabajadores españoles, de nacionalidad y de residencia, hemos ayudado durante generaciones a levantar y construir. O Partido o muerte. O Partido o destrucción de España. O Partido o destrucción de los trabajadores españoles. Y este partido tiene en parte que ser materialista, pero sobre todo tiene que ser socialista y patriota español. Ahora o nunca.