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La imagen que encabeza esta entrada en un mapa que representa el índice de "Estados fallidos" del Planeta, desde los "muy estables" o más eutáxicos a los más inestables y críticos o más distáxicos en terminología materialista. Este índice lo realizó la CIA estadounidense en su llamado State Failure Task Force Report ya en 1995, siendo renovado en años sucesivos. Este índice, desde la perspectiva de la Pax Imperial Norteamericana, qué Estados son distáxicos a nivel de su dialéctica interna de clases y, también, a nivel internacional de dialéctica de Estados, o lo que es lo mismo, qué Estados suponen un riesgo en el ordenamiento del Statu Quo internacional establecido desde el fin de la Segunda Guerra Mundial primero y del fin de la Guerra Fría después. Ninguna nación europea, salvo las balcánicas o las del Continente Eslavo, incluida Rusia, han aparecido en esos informes como Estados fallidos. No obstante, desde la crisis económica de 2008 hasta hoy muchos Estados del sur de Europa (los llamados PIIGS en terminología racista protestante anglogermana: Portugal Irlanda, Italia, Grecia, España) que podrían considerarse "Estados fallidos" o "Estados débiles", solo que pertenecientes al "mundo libre" o "desarrollado". ¿Puede afirmarse esto con seguridad?
Las ideas que definen a un Estado fallido se han tomado habitualmente de Max Weber, en tanto se trata de Estados que han perdido el poder efectivo de ejercer el control legítimo y legal de la violencia de sus instituciones. También se toman en cuenta ideas de Noam Chomsky, pues este asegura que Estado fallido es, también, aquel que es incapaz de desarrollar las funciones esenciales básicas (esencia = aquello que hace que una cosa sea la que es en reiteradas situaciones sucesivas) que les son presupuestas: ejercicio de la violencia legítima, de las obras públicas, de las administraciones y sus servicios, etc. Los casos extremos de guerra civil permanente como Somalia (paraíso del anarco-capitalismo) son el ejemplo más evidente de lo que sería un Estado fallido, si bien el concepto se ha convertido en habitual en los debates políticos en la nación hermana de México, debido sobre todo al narcotráfico.
No obstante, se han propuesto conceptos alternativos a Estado fallido, pues se ha considerado a este como excesivamente confuso y oscuro, pues no distingue entre Estados con problemas serios de ejercicio de sus funciones (México, Colombia, Egipto), con aquellos que directamente han colapsado y ya no hay Estado sino distaxia permanente, desorden y anarquía (Somalia, Irak, Afganistán). Se distinguirá entonces entre Estado colapsado (o "no-Estado", como propone Charles Call) y Estado débil (también propuesto por Call), en donde sí habría funciones básicas del Estado en ejercicio pero con muy grandes dificultades.
Por omisión o por incapacidad por motivos internos (de dialéctica de clases) o externos (de dialéctica de Estados), el Estado débil es aquel que tiene serias dificultades para actuar en su territorio y ejercer su "estatalidad". Cuando un Estado tiene serias dificultades para ejercer sus funciones jurídico-administrativas, de poder legítimo y legal de la violencia y de seguridad básicas, así como una seria incapacidad de interceder institucionalmente en la vida de sus habitantes (residentes, súbditos y/o ciudadanos), entonces estaríamos hablando de Estado débil.
Desde las teorías de las capas y ramas del poder del materialismo filosófico podría realizarse un esbozo de lo que sería un Estado fallido o un Estado débil. Observemos el ya clásico cuadro de Gustavo Bueno que puede encontrarse en diversas obras, como "Primer ensayo sobre las categorías de las 'ciencias políticas'" (1991) o "Panfleto contra la democracia realmente existente" (2005):
Si hay una primacía de los poderes políticos ejercidos de los vectores ascendentes del poder político sobre los ascendentes en una orientación de claro sentido deslegitimador de los mismos, entonces es cuando encontramos la distaxia o desorden en un Estado. En el caso de España, la distaxia y la debilidad de las capas del poder político no se corresponden, como falsamente y falazmente creen algunos sectores de la izquierda populista (anti)española, con un proceso constituyente de derribo del régimen y su sustitución por otro nuevo de corte republicano (con)federal. Sino con una progresiva descomposición de la unidad del Estado a diversos niveles:
a) En la capa conjuntiva, la desobediencia civil hacia el poder ejecutivo conlleva fenómenos como el proseguir con la escalada separatista en Cataluña desacatando, además, al poder judicial nacional y regional en lo que a las sentencias jurídicas sobre estatutos de autonomía secesionistas se refiere. Proceso separatista que ya está generando su efecto dominó balcanizador con manifestaciones neofeudalistas en Galicia, islas Canarias y una futura en Vascongadas, unida a la inminente "entrega de armamento" de ETA (estos no dan puntada sin hilo). Esto unido al desencanto mayoritario en toda España hacia los partidos políticos genera un grado, según encuestas, de alta abstención tanto electoral como en la defensa de España se refiere, el cual puede verse en actitudes de los llamados "separadores" muy masivas que afirman cosas como "si se quieren independizar que se independicen" (democratismo o pasotismo), "que se independicen y nos dejen en paz estos putos catalanes" (catalanofobia como forma de hispanofobia) o "bastantes problemas tengo yo como para preocuparme por esta gente que ni me va ni me viene" (individualismo idiotizante antipolítico).
b) En la capa basal el sabotaje al poder gestor realizado desde las comunidades autónomas en forma de desacato a sentencias judiciales sobre competencia o a esa forma sutil de sabotaje que consiste en negociar conciertos económicos para subsidiar la secesión, el alto nivel de desempleo maquillado por el Gobierno a través de encuestas manejadas por empresas de trabajo temporal, y el fraude generalizado a través de la creación de riqueza en el mercado negro o las mafias internacionales, llevan entre otras cosas a la venta de patrimonio público o mobiliario privado de manera masiva a empresas extranjeras, algo que hace subir la economía española en el corto plazo pero supone la pérdida de independencia micro y macroeconómica en la sociedad española, como puede verse en este contundente artículo de El País (http://economia.elpais.com/economia/2013/09/13/actualidad/1379103316_384990.html) el cual hay que leer de principio a fin:
Desde abril, y solo en operaciones conocidas, fondos de inversión han puesto casi 2.000 millones de euros en actividades relacionadas con el ladrillo. Cuando intuitivamente uno pensaría que no es buen momento para comprar casa, hay unos tipos que manejan miles de millones haciéndolo. Además de estadounidenses hay mexicanos, venezolanos, rusos, chinos… ¿Por qué? ¿Ha tocado fondo España? ¿Supone una buena señal o es solo la venta de saldo de un país acuciado por las deudas? Los expertos dicen que es buena noticia pero hay quien alerta de que en unos años veremos los efectos de la venta al capital extranjero. [...] Clemente da algunas claves de la avalancha. “Comprar un centro comercial en Leipzig (Alemania) te da una rentabilidad bajísima y al menor contratiempo estás fuera, Dublín ha vuelto a precios altos, Londres vive su propia burbuja y Francia da signos de debilidad. Así que igual un centro comercial en Valladolid tiene más riesgo pero ofrece el doble de rentabilidad si sale bien. Por eso vienen”. Y añade: “La gente ve estos fondos como piratas con el parche en el ojo, pero se juegan un dinero que no es suyo. Los buitres en la naturaleza cumplen una función: limpiar la carroña. Aquí también: dan liquidez al mercado cuando no la hay”. [...] Cuando entra un gran fondo en un país, como Blackstone, los demás afinan el oído. “Aunque todos dicen lo contrario, la realidad los gestores de fondos van con la corriente. Si las inversiones en España salen mal podrán justificar ante sus inversores que allí estaba todo el mundo y que nadie podía prever que iba a fallar”, explica uno de los consultados. La fiesta, sin embargo, no ha hecho más que empezar. Los bancos tienen aún enormes cantidades de pisos que tarde o temprano querrán vender. Los fondos buitre han dado el primer paso al quedarse con las divisiones inmobiliarias de Bankia (comprada por Cerberus, en el que está un hijo de Aznar) y Catalunya Banc (cuya plataforma que ha pasado a Kennedy Wilson y Värde Partners). La Caixa negocia la venta del 51% de Servihabitat a Texas Pacific Group. [...] La Administración también vende —y en ocasiones malvende— patrimonio para tratar de cubrir el boquete en sus cuentas. Gobierno, comunidades y Ayuntamientos llevan casi tres años sacando al mercado desde lotes de viviendas protegidas hasta joyas inmobiliarias. [...] Andalucía, Cataluña y la Comunidad Valenciana fueron las primeras en sacar sus edificios al mercado. En total, 144 inmuebles por los que pretendían ingresar 2.240 millones.[...] Un consultor que ha trabajado en los planes de venta de las administraciones explica que el interés de los inversores se ciñe a Madrid y Barcelona. Madrid ha sacado este año a subasta 11 inmuebles por 32 millones, de los cuales ocho estaban en el centro de la capital. También el Ayuntamiento de Madrid trató de subastar un lote de inmuebles por los que pedía 35 millones. Después de tres pujas que obligaron a una rebaja del 40%, el consistorio solo vendió la sede de Medio Ambiente por 21,8 millones al Bank of China. La Generalitat Valenciana afirma que tiene “negociaciones muy avanzadas para vender o alquilar” los edificios de Bienestar Social y Agricultura y la sede del Instituto Valenciano de Finanzas, además de un inmueble en el 25 de la calle de Españoleto.
c) En lo que a la capa cortical se refiere, la merma que Aznar produjo en el Ejército español profesionalizándolo y quitando el servicio militar obligatorio, junto con los recortes presupuestarios del mismo, conduce a España a una situación de debilidad frente a amenazas secesionistas o militares externas, en particular las ansias expansionistas de Marruecos sobre Ceuta, Melilla y las islas Canarias, por no hablar de la debilidad ante el Reino Unido por el conflicto con la colonia de Gibraltar, donde el contrabando con pueblos españoles cercanos de tabajo y otras cosas permite a la colonia chupar del bote español. A nivel diplomático, la masiva inmigración privada de jóvenes universitarios muy preparados que no piensan volver debilita a España de cara a un futuro que necesita profesionales cualificados para nuestra recuperación. Solo el estar en la OTAN bajo las alas del águila yanki da algo de eutaxia a España, si bien la Unión Europea, como las manifestaciones pro-separatistas de los racistas Estados de Letonia y Lituania que existen gracias a la caída de la URSS y a la protección anglogermana, así lo prueban, amenaza a España, a su unidad y a su futuro, junto con todo lo dicho anteriormente y la masificación en tiempos de crisis del pesimismo, el autodesprecio, la huida hacia delante y la Leyenda Negra antiespañola. Y la protección de Estados Unidos, socios de España, no está tan garantizada como se cree (http://actualidad.rt.com/actualidad/view/79869-obama-mediaria-cataluna-espana-estallase-conflicto-violento).
En todo caso, la única solución, contrariamente a las tendencias aquí señaladas, y a las soluciones confederalistas y federalistas (que suponen la antesala de la secesión y la distaxia, como ya ocurrió en las dos repúblicas españolas fenecidas) y contrariamente a los minarquismos neoliberales tan de moda hoy en España, es defender al Estado español, pues sin Estado español no hay nación política española. Y la defensa del Estado implica más presencia del mismo en todo nuestro territorio, tanto a nivel conjuntivo como basal, como cortical. Más Estado implica más poder político, más estabilidad jurídica, más bienestar social y económico, mejor educación (competencia estatal), mejor sanidad (competencia estatal), un uso más responsable del territorio urbanizable o no, mejores Fuerzas Armadas, mejores relaciones diplomáticas y un mejor futuro para nuestros mejores profesionales y académicos. O defendemos el Estado o un Estado débil acabará con nosotros.