Publicado en Izquierda Hispánica, el 31 de diciembre de 2012: http://izquierdahispanica.org/2012/facebook/
Publicado en Izquierda Hispánica, el 31 de diciembre de 2012:
La empresa estadounidense Facebook, creada por el ex estudiante de la Universidad de Harvard, Mark Zuckerberg, puede presumir de ser la institución privada, no estatal, con más seguidores del Mundo, con permiso de la Iglesia Católica. Con 900 millones de usuarios registrados, y solo en ocho años, ha logrado entretejer entre sí a una cantidad tal de sujetos que ya ningún medio de comunicación tradicional o moderno (eso que se llama web 2.0) puede obviar. Se trata de 900 millones de personas registradas en una red virtual, es decir, perteneciente al Mundo, al primer género de materialidad, M11, donde se encuentran las materialidades primogenéricas desde las coordenadas del materialismo filosófico, pues primogenéricos son los bits de información que fluyen a través de Internet, así como los píxeles de la pantalla de un ordenador personal, de un laptop, de un celular, ipad o tablet, como también lo son las nombradas instituciones tecnológicas desarrolladas en el campo de la tecnología informática bajo el nombre de hardware. Una red virtual, llamada así, con todo lo problemático que conlleva esta palabra. Pues la virtualidad tecnológica que la informática ha desarrollado, y que tantos dividendos empresariales ha permitido obtener a empresas como Facebook –a la par que ha generado interesantes relatos de ciencia-ficción al tiempo que otros bastante malos-, no es más que una verdad clara. La expresión “realidad virtual” no es más que una expresión que, como apariencia que es, encubre y obstaculiza el conocimiento de un objeto real al que está referida2. Si a esta expresión, en el campo de las redes sociales y la web 2.0, unimos otras como “aldea global”, globalización3 o glocalización (monstruosa contracción entre lo global y lo local, que puede hacer referencia tanto a una localidad “abierta al Mundo” como una globalidad cada vez más “pequeña y cercana” entre los sujetos interconectados) todo se vuelve aún más oscuro y confuso.
Si Internet es una symploké4, todo portal de Internet será una reproducción escalar, si se quiere, de esa mayor symploké en que está inserta, la llamada “red de redes” (nótese la secularización de ideas religiosas utilizada en buena parte del lenguaje internauta, así como de ciencia-ficción –la propia palabra internauta, el “ciberespacio”, &c., y es que no hay nada más emocionante para un consumidor satisfecho del “ciberespacio” que vivir en la apariencia5 de una vida “al límite” desde el calor del hogar frente a un televisor con imágenes y texto en el que se interactúa mediante un teclado y un ratón6; salvando las distancias, algo similar ocurre con los sujetos que quieren “vivir en la Naturaleza”, pero siempre dentro de una casa, con calefacción, baño, cocina, nevera con comida, comunicación por transporte y, por supuesto y cada vez más, Internet –televisión-). Y Facebook es también una reproducción a menor escala de todo Internet, a pesar de sus 900 millones de usuarios registrados. Esa reproducción escalar de la symploké ciberespacial, y a pesar de la apariencia de globalidad o “glocalidad” que pueda dar, de Mundo interconectado en sentido monista (todo está conectado con todo), no puede encubrir la verdad (no todo está conectado con todo) pluralista del Mundo, y menos de Facebook como una ínfima parte, que es, de ese Mundo según la escala en que hablemos.
Por de pronto, el idioma mayoritario en Facebook, obvio, es el inglés. La mayoría de usuarios registrados viven en naciones del Continente Anglosajón7, principalmente el Reino Unido, Canadá y, por supuesto, los Estados Unidos de Norteamérica. En el año 2007 Facebook amplió horizontes empresariales, y desarrolló aplicaciones en francés, alemán y español. Hoy en día, hay aplicaciones en más de 70 lenguas del Mundo, lo que supone ya una importante barrera en las interacciones entre esos 900 millones de usuarios, debidas sobre todo a que, antes de Facebook, el desarrollo de diversas lenguas, tradiciones, costumbres, leyes, clases sociales y Estados8, durante siglos y milenios, alejan la verdad de Facebook de ese “ideal de la Humanidad” unificada en la web 2.0, de tintes masónico-krausistas9, pero que en los Estados Unidos tiene, hoy en día, importantes representantes en el espectro ideológico anarco-liberal (o anarco-capitalista, también llamados “libertarianos”). La apariencia de la unificación de la Humanidad a través de empresas al margen de los Estados (como pueda hacer Facebook a su manera, o Twitter –con unos 200 millones de usuarios registrados, más centrada en el llamado microblogging, por su limitación de caracteres a la hora de escribir actualizaciones de estado, hasta 140-), obstaculiza todavía a muchos ver la verdad: que la Humanidad como sujeto político no existe, que existen más de 200 conjuntos complejos de instituciones cada uno de ellos apropiado de un territorio determinado, y que esos conjuntos se llaman Estados, y que esos Estados o ponen trabas legales para la expansión de Facebook (como es el caso de Arabia Saudita, Irán, Rusia o China, donde se desarrolla una red social propia, Weibo, similar a Twitter), o simplemente existen barreras institucionales infranqueables que están por encima de la voluntad incluso de los mandatarios políticos de los Estados o del propio Mark Zuckerberg (la existencia misma de esos Estados, los idiomas antes referidos, la capacidad tecnológica de conexión a Internet en cada Estado, la familiaridad de la población con el uso de hardware y softwareinformáticos teniendo esto mucho que ver con la edad media de población de una sociedad política –así como el acceso a esos medios de comunicación internáuticos-, la propia geografíca física –orografía- que impide que en determinadas zonas del Mundo haya una mejor conexión a Internet, &c.).
Facebook tiene esa capacidad empresarial globalizadora, que no tienen otras redes sociales como la china Weibo o la española Tuenti, porque Facebook es una empresa de los Estados Unidos de Norteamérica, el todavía Imperio Realmente Existente, a expensas del crecimiento chino, en principio imparable10. La entrada a bolsa de Facebook, en el Nasdaq, bolsa de valores de empresas de tecnología, biotecnología e informática de la Bolsa de Nueva York, el pasado 18 de mayo de 2012 y a 38 dólares la acción, una de las más altas (en valor) entradas a bolsa de toda la Historia (de la bolsa11 estadounidense), como acción empresarial nada ingenua, va en esa línea aureolar de globalidad-glocalidad apariencial de Facebook. Uno de los dueños, junto con Zuckerberg, de Facebook, es Peter Thiel12, cofundador de Paypal, empresa estadounidense propiedad del portal eBay, dedicada al comercio electrónico por Internet especializada en transferencias monetarias entre usuarios de la “red de redes” que tengan correo electrónico, y con sede en California, al igual que Facebook. Invito a los lectores a indagar en la biografía de Thiel. Aquí solo indicaré que se trata de uno de los más importantes impulsores de las muy hoy día en boga ideas anarco-liberales. Thiel considera que democracia de mercado pletórico y libertad (libertad para comerciar, producir, distribuir y consumir sin trabas estatales, se entiende) son incompatibles, siguiendo en esto en cierta medida algunas ideas propias de Friedrich Hayek o de Milton Friedman13. No en vano, apoyó la candidatura en las primarias del Partido Republicano de Ron Paul.
Sin embargo, la caída de Facebook en bolsa hasta un 2’3% el pasado 30 de mayo de 2012, tras un breve respiro esa misma mañana alcanzando los 29,55 dólares por acción, no da, por ahora, esperanzas halagüeñas a los globalizadores estadounidenses de la gran red social de los 900 millones de usuarios registrados. La salida fue espectacular, pues Facebook llegó a facturar más de 15.000 millones de dólares estadounidenses, por lo que no es extraño pensar que podría remontar el vuelo en el medio plazo en bolsa, si bien es cierto que a la web 2.0 no se le da muy bien eso de invertir en bolsa. Son famosas ya las burbujas de Internet en este tipo de junglas numéricas de valor especulativo. Para tratar de paliar el golpe, también recientemente Facebook ha comprado Instagram, otra red social esta vez de aficionados a la fotografía, por un acuerdo valorado a día de hoy en 963 millones de dólares estadounidenses. Morgan Stanley, banco de inversiones y agente bursátil estadounidense, encargado de llevar Facebook a Nasdaq, no se arriesgaría a realizar un movimiento económico tan arriesgado e impactante si no esperase ventajas financieras y ganancias al medio plazo. Pero ya decimos que resulta del todo irracional los movimientos económicos bursátiles, cálculos coherentes muy bonitos pero, eso sí, siempre basados en el azar14. Pues globalización y azar son términos antitéticos, pues toda “globalización”, sea la de la Iglesia Católica, la del comunismo de la Tercera Internacional, la de la Umma islámica o la del capitalismo (socialismo genérico) feisbuquero, no es más que la idea aureolar que encubre y recubre unos planes y programas por parte de Estados imperialistas (generadores o depredadores) que han alcanzado una capacidad de desarrollo de sus fuerzas productivas tal que pueden tratar de organizar a una cantidad suficiente de Estados como para, debido a su escala planetaria, ser considerados Imperios Universales. Y los Estados Unidos de Norteamérica es, a día de hoy, el único Imperio Universal, aún siendo contradictoria esta expresión, pues como idea aureolar que es, el Imperio Universal que abarque todo el planeta y destruya las fronteras estatales, agotándose a sí mismo, es imposible. Por lo mismo que es imposible que Facebook abarque a la totalidad de la Humanidad en sus redes, como institución estadounidense globalizadora que es.
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Una institución estadounidense globalizadora que hace pensar a muchos que es cierta la frase de una campaña publicitaria de una conocida marca española de cerveza: “ciudadanos de un lugar llamado Mundo”. Ya hemos dicho que esto es una apariencia, que la realidad es otra, y que los conflictos reales de las sociedades políticas en que vivimos también se reproducen en la red social de los 900 millones de usuarios registrados. Pero no deja de ser sintomático, y no ya por la capacidad de acceso y de manejo con Internet, que el grueso de población que está registrado en Facebook oscile entre los 18 y los 34 años de edad15, varias generaciones de jóvenes educados y socializados en sociedades democráticas occidentales de mercado pletórico, cuya ideología dominante es el fundamentalismo democrático16. Un fundamentalismo que, en el caso español, y por influencia política y cultural tanto católica como masónica y socialdemócrata, nos lleva a la situación actual, en que indignados17 y neofeudalistas18 secesionistas, como grupos ideológicos que en España tienen un alto componente juvenil comprendido en estas edades, no dan una perspectiva muy halagüeña del futuro de la nación española. Estos jóvenes (y otros no de edad pero sí de mentalidad) que son tan activos en muchos casos en Facebook, tratan de subvertir el Orden Establecido contra un sistema que ni saben definir ni entienden en qué consiste19. Que por Facebook se hayan concentrado grandes grupos en España como el del movimiento 12M-15M o el de Democracia Real Ya (y su escisión del mismo nombre, escisión pública y “transmitida” por el mismo Facebook), y que por Facebook y otras redes sociales hayan acordado concentrarse en la céntrica Puerta del Sol de Madrid, no por fastidiar a la liberal ex-presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, del Partido Popular, Esperanza Aguirre y siguiendo oscuros designios de Alfredo Pérez Rubalcaba, secretario general del Partido Socialista Obrero Español –socialdemócrata-, sino por estar en el centro neurálgico de España, de donde parten todos los caminos, ejemplifica esta idea de globalidad-glocalidad que, como idea fuerte que acompaña al fundamentalismo democrático, hace uso de símbolos que se consideran universales desde su pequeñez y viceversa. Pero aquí se vuelven a ver las contradicciones, no ya en sentido político a nivel de dialéctica de clases (si los indignados quisiesen de verdad hacer una revolución política y no “ética”, habrían conformado ya un partido político y en vez de llamar a “tomar la calle” o “la plaza” hubiesen tomado la Moncloa, Televisión Española y la sede del Ejército de Tierra español), sino también a nivel de dialéctica de Estados. Pues 12M-15M y DRY, a pesar de reflujos suyos como Ocupa Wall Street (las semejanzas entre las juventudes española y estadounidense, por influencia imperial históricamente recíproca pero a variada escala, son bastante considerables), son movimientos netamente españoles, así como el neofeudalismo secesionista y su odio a España. En todo caso, la presencia continuada de jóvenes de edad y espíritu en Facebook, su acción diaria en estas redes sociales, en algunos casos acción política, pueden hacer creer al espectador exterior que, por ejemplo, en España va a haber una revolución política de inmediato. Erróneo. La movilización indignada en las calles españolas, junto a la desmovilización política electoral de los tradicionales votantes socialdemócratas del PSOE, unida a un generalizado analfabetismo político en ambos espectros ideológicos compatibles en según qué casos, y a una situación de crisis nacional de extrema gravedad, han permitido la llegada al poder del Partido Popular. Partido de “derecha” que, sin embargo, se resiste mal que bien a aplicar todas las medidas neoliberales que desde Berlín y Bruselas quieren obligar a España a destrozar lo poco que nos queda de tejido productivo español. Pero aquí tocamos otros temas que, sin embargo, están conectados con la cuestión principal de nuestro artículo, aunque no queremos desviarnos del argumento principal.
Lo que está claro es que la supuesta movilización social que desde la web 2.0 se realiza, no es más que una agregación de perfiles individuales a determinadas causas sin impacto real fuera de la red, tratando de emular además lo sucedido en el Magreb con las “primaveras árabes”, explotando hasta la saciedad la apariencia de que las redes sociales han llevado la “libertad” a las naciones del norte de África, cuando la verdad es que instituciones de mayor recorrido histórico y de mejor y mayor organización, con un funcionamiento de décadas como los Hermanos Musulmanes en Egipto (institución conectada con otras instituciones islámicas cuya historia se remonta al mismo nacimiento del Islam), son quienes se llevan el gato al agua, y no precisamente por estar en las redes sociales, sino por el trabajo político diario durante mucho tiempo y la adecuación a los tiempos estratégicamente eficaz. Así pues, la ingenuidad de los jóvenes de edad y de espíritu que, agregados en grupos, o en solitario, desde sus perfiles en Facebook invocan a la democracia, a la paz o a la revolución del signo que sea, lo hacen en vano si no están insertos fuera de sus perfiles a instituciones políticas que lleven actuando mucho tiempo en sus sociedades políticas respectivas. Y si de revolución se trata, un individuo que clame por el socialismo y la revolución en Facebook, más allá de meros comentarios políticos que son comunes también a columnas de opinión o a blogs de Internet, si está además inserto o bien en instituciones que, por ahora, no tienen efectividad política masiva (aunque, y eso sí lo han demostrado los indignados, la efectividad política sin conexión aparente con el poder político sigue siendo posible y, en el caso español, incluso la única viable habida cuenta de la estupidez manifiesta de muchas autoridades políticas españolas en todos los partidos), o bien, y más grave, sea miembro de instituciones con un discurso radical pero con un comportamiento netamente conservador e incluso perjudicial para el sujeto político que dicen representar, no deja de ser un individuo flotante en el sentido que le da el materialismo filosófico20. Y el individuo flotante con perfil en redes sociales como Facebook puede tener una actividad tanto política como religiosa o filosófica (interesantísimas discusiones se pierden en las biografías o perfiles de los usuarios una vez que ha pasado el calentón de las mismas, mezclándose además multitud de cuestiones domésticas en las mismas, perdiendo toda perspectiva académica real, toda dialéctica efectiva y toda permanencia de esas discusiones, aún habiendo tenacidad por parte de los usuarios), también conectado a instituciones relacionadas con su actividad personal en la red. Facebook, como institución democrática que es, es kantiana, ilustrada21. Citando al propio Gustavo Bueno, sobre Kant, y en referencia a la Ilustración:
Todos dicen que es quien mejor la define al considerarla como liberación de la razón. El que lee eso se identifica porque se siente un ilustrado que se liberó. Pero es una definición hueca. Impugnada después cuando lo pintan como un viejo, con el gorro de dormir, que pretende liberar a la humanidad con la razón cuando lo que hace es someterse a las bayonetas de Federico II. Ciertamente Federico II le dice: piensa lo que quieras pero obedece. Kant obedece. Las democracias actuales son kantianas. El pensamiento no delinque, se dice. Cada cual puede afirmar lo que sea. Pero no puede actuar22.
No en vano, la política de privacidad de Facebook es tajante en cuanto al uso de lo que se publique en esta red social, bien sea como actividad política o filosófica, bien sea como mera actividad entre amigos cercanos etiquetándose en fotos de una despedida de soltero:
“Usted le otorga a Facebook el derecho irrevocable, perpetuo, no exclusivo, transferible y mundial (con la autorización de acordar una licencia secundaria) de utilizar, copiar, publicar, difundir, almacenar, ejecutar, transmitir, escanear, modificar, editar, traducir, adaptar, redistribuir cualquier contenido depositado en el portal”23.
¿No es esta una declaración con ciertas similitudes con la que Federico II de Prusia espeta a Kant sus ideas ilustradas? Si bien Mark Zuckerberg no es un jefe de Estado, ni lo pretende, y la obediencia en Facebook puede uno saltársela realizando actividades legalmente punitivas en esta red social o, simplemente, no teniendo ninguna actividad o borrándose de la misma, y aún no teniendo nada que ocultar al “Mundo” desde nuestros perfiles, la frase “piensa lo que quieras pero obedece” podría ser sustituida en este caso por “piensa lo que quieras, pero regístrate y permíteme así acrecentar mis 17.500 millones de dólares de fortuna personal24”.
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No podemos dejar de referirnos aquí a otras cualidades de Facebook que han sido motivo de crítica hacia esta red social, y que tienen que ver con las materialidades segundogenéricas, las psicológicas25. Las interrelaciones de los elementos subjetuales de los sujetos con la realidad (aparente y no aparente) que le rodean nos permiten ver que lo subjetual (que no subjetivo) de cada sujeto no es independiente de esa misma realidad, tanto si se trata de elementos primogenéricos o terciogenéricos, así como segundogenéricos de otros sujetos operatorios dentro del Espacio Antropológico26. Esas interacciones, además, que conforman nuestras característicicas subjetuales particulares, también están condicionadas por la interacción de nuestro Mundo con la realidad por conocer (la Materia Ontológico-General, M) mediante el Ego Trascendental (E), o práctica que permite constituir el Mundo (las materialidades ontológico-especiales, Mi) como objeto27. Internet, como parte del Mundo, actúa, y en él actuamos, en el sentido de las interacciones dichas en este párrafo. Y las redes sociales influyen, en según qué grados, en la idea que tenemos tanto del Mundo en que estamos insertos como en nosotros mismos. De ahí el peligro que tienen las redes sociales de acentuar características propias de los individuos flotantes en nosotros. Aunque muchos dirán que este argumento es tecnófobo (epíteto esgrimido, en muchas ocasiones, por personas cuya idea de progreso es siempre lineal y en ascenso, ilustrada), pues lo mismo se decía cuando se inventó el teléfono, al pensar algunos que ya la gente no iba a salir de casa por estar todo el día hablando por él, por no mencionar la crítica que Cervantes, literato y filósofo, realizó a los libros de caballería en El Quijote, en el sentido de que no todos los que leían libros de caballería se volvían locos como Alonso Quijano. Pero el hecho de ver grupos de sujetos juntos en cualquier lugar, sin hablar apenas entre ellos, conectados al celular o teléfono móvil, hablando con otras personas o mandando mensajes vía chat de Facebook o vía Whatsapp (otra red social que, vía sistema operativo para móviles Android, nos permite interactuar con personas en, y de, cualquier lugar del Mundo donde sea posible hacerlo), merece una reflexión no ya solo psicológica o sociológica, sino también filosófica, que además tenga en cuenta los dos tipos de reflexiones antedichas.
¿Cambian los hábitos intelectuales debido a la proliferación del uso de redes sociales? El impacto de la imprenta, unido a la Reforma Protestante, que siempre fue su gran aliada, más el desarrollo posterior, y partiendo en buena medida de aquella, de la Ilustración, unida al desarrollo capitalista moderno de las dos primeras Revoluciones Industriales, supuso desde luego un importante cambio en los hábitos culturales de los sujetos operatorios de muchas sociedades políticas hasta el presente. La proliferación de Internet en la década de 1990 hasta hoy, unida a la caída del Imperio Soviético, la ideología del Fin de la Historia de Francis Fukuyama –matizada tras el 11S, pero no abandonada del todo por muchos ideólogos estadounidenses cercanos a los poderes políticos del Imperio-, el auge de la Revolución Científico-Tecnológica de las últimas décadas (Internet incluida) y del fundamentalismo democrático, el cosmopolitismo y el relativismo y el pluralismo cultural (multiculturalismo), están suponiendo un importante cambio en los hábitos culturales actuales, si bien la apariencia ideológica que estos cambios proporcionan es continuadora en buena medida del cambio cultural referido antes (Imprenta-Reforma-Ilustración-Capitalismo) hacia el presente (Internet-Democracia-Cosmopolitismo-Globalización). Internet ha permitido que la gente escriba cada vez más, y que lea cada vez menos, o mejor dicho, que sean cada vez más loa libros o escritos existentes de muy baja calidad literaria, filosófica o científica. Y no lo decimos solo por lecturas como Harry Potter o El Código Da Vinci28, sino por las lecturas supuestamente “profundas” de “sabios” (charlatanes en realidad) como Eduardo Punset, Paulo Coelho o Jorge Bucay, por nombrar a algunos. Las lecturas de libros de fundamentalismo científico, parejo al fundamentalismo democrático, están a la orden del día. Pero el nivel de comprensión lectora es paralelo al nivel de expresión escrita de muchas personas, sobre todo jóvenes. El uso del idioma español en redes sociales, o en la mensajería de móviles, es, por regla general, para reír por no llorar.
El fundamentalismo democrático lleva a pensar que la democracia de mercado pletórico, la democracia liberal occidental, es el sistema político definitivo, el mejor posible, el “Fin de la Historia” política. El fundamentalismo democrático condena, por bárbaro o brutal (palabra hoy día muy de moda), a todo sistema político que no sea democrático o que no sea democrático al estilo occidental. Además, el fundamentalismo democrático estima que los problemas, o déficits, de la democracia, se resuelven única y exclusivamente con “más democracia”, participativa (o “protagónica” en palabras de un bolivariano; la democracia se dice de muchas maneras), asamblearia o “por internet”. Y se considera que Facebook es un medio para esa democratización. ¿Pero la extensión del fundamentalismo democrático en las redes sociales, o la inserción y desarrollo de estas mismas redes sociales en sociedades políticas donde la ideología dominante es el fundamentalismo democrático, o democratismo, por el contrario, y en el mismo sentido que lo decía Platón en La República, al producirse una “bajada de nivel” hacia el dominio social del analfabetismo funcional, hacia la pérdida de la excelencia –incluso dentro de parámetros ideológicos contrarios al elitismo propio de las elites degeneradas del capitalismo29, pues no hay socialismo, ni genérico ni específico, sin elementos aristocráticos en el sentido de “gobierno de los mejores”-, en definitiva, hacia el dominio de la vulgaridad, no nos lleva precisamente no a esa idílica utopía democratista, sino a la tiranía tal y como Platón la entendía, o a la oclocracia -gobierno de la muchedumbre- que teorizó Aristóteles?
El individualismo exacerbado en las democracias de mercado pletórico, de influencia protestante (luterana y calvinista), el obligado respeto legal a “todas las opiniones” sean las que sean, incluidas las opiniones vertidas en las redes sociales (siempre dentro de los marcos legales de las sociedades políticas donde se viertan esas opiniones), es algo que se superlativiza mediante el propio funcionamiento y organización de Facebook. Y si bien no es que surjan tiranos por doquier en las democracias homologadas, al menos en el sentido caricaturesco que se tiene de estas personalidades políticas (se habla de la “tiranía de los mercados” en referencia a la crisis económica actual, pero quien quita presidentes en Grecia o Italia o quien impone sanciones económicas y aprieta las clavijas a naciones políticas en crisis como España, no son los abstractos mercados, sino el Estado alemán), sí es verdad, por contra, que el individualismo creciente actual es consecuencia necesaria de la democracia de mercado pletórico, precisamente frente a la idea de comunidad, sea esta familiar, sea esta la nación política o incluso totalidades isoméricas30 que podrían considerarse comunidades, como la Comunidad Hispánica. Luego podría decirse que el elemento tiranizador de la democracia de mercado pletórico, la oclocracia liberal-socialdemócrata occidental, consistiría en el resquebrajamiento de los lazos comunitarios institucionalmente organizados durante generaciones que una ideología como el fundamentalismo democrático conllevaría. Lo apuntamos como hipótesis a analizar y desarrollar más que como tesis. Si bien el comportamiento de muchos usuarios de redes sociales como Facebook incita a pensar que esta hipótesis podría ser cierta. Pues el funcionamiento de los perfiles de Facebook recuerdan, de alguna manera, a las tesis defendidas por Max Stirner en El Único y su Propiedad, donde este filósofo alemán, radicalmente individualista, defendía que el individuo es, ante sí mismo, el único ser supremo y superior. El ego, el yo invididual, sería para Stirner una unidad creativa y particular más allá de lo objetivo, un hecho, para Stirner, que hacen que el ego (nada que ver con el Ego Trascendental del materialismo filosófico) se fundamentaba y justificaba por sí mismo, llegando a defender el egoísmo para que el individuo llegase a la plenitud vital. Stirner se revela contra todas las ideologías, contra las iglesias, contra Dios. Y así como también las ideas de Stirner, sin embargo, están en total conexión con una tradición filosófica determinada, la del idealismo alemán y la del subjetivismo protestante de eterna introspección en el yo en la búsqueda de Dios -lectura de la Biblia mediante-, haciendo de esta manera que la fe salve por encima de las obras (que son objetivas, mientras que la fe es “subjetiva”), los perfiles de facebook, por analogía, funcionan de igual manera. Cada dueño de un perfil es dueño de su propiedad, y aunque en su perfil desarrolle actividades conectadas con instituciones concretas (empresas, partidos, sindicatos, asociaciones, fundaciones, religiones), no deja de actuar como ser supremo en su perfil. Y es ahí donde se produce una desconexión evidente entre los planes y programas de las sociedades políticas en que viven los dueños de perfiles de Facebook y sus propios fines individuales, que en el fondo es lo que realiza Stirner en El Único y su Propiedad: la defensa de esa desconexión. Ahora, el dueño de un perfil de Facebook puede borrar o agregar a quien quiera, puede explayarse como quiera, enlazar lo que quiera en su perfil, moderar los grupos que quiera o que le dejen, poner las imágenes que quiera, a veces sin medir las consecuencias de lo que hace, otro factor que evidencia esa desconexión. Algunos lo han llamado “personismo”31. Lo que es llamativo es que ese personismo lleva a una comunicación donde lo importante es el perfil, y la comunicación e interacción con los otros resulta más efímera, más emocional, como emocional es la subjetividad protestante, visible en las oraciones con manos alzadas de las iglesias evangélicas, cuando los fieles cierran los ojos y, “en soledad” oran al Dios de Lutero.
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La duración de las amistades y, también, de las parejas, es cada vez menor. No digo que a través de redes sociales no pueda surgir una buena amistad o el amor, pero estas son excepciones dentro de una tónica contraria al fortalecimiento de lazos comunitarios. Facebook tampoco tiene la culpa total de todo esto, solo es una institución más que sigue, a su escala, esa estela de individualismo cada vez más creciente entre los consumidores satisfechos en las democracias de mercado pletórico: los partidos políticos, las ideologías, la familia, los amigos, la fe, son relativas, y consumimos de cada una de ellas lo que permite asegurar nuestra satisfacción, nuestro placer –evitando en lo posible el dolor-, nuestra felicidad32. O como dirían los economistas neoclásicos o austriacos: lo que permita maximizar nuestra utilidad. Facebook, además, nació como una red para ligar en el campus de la Universidad de Harvard. Y ese componente erótico-sexual sigue bastante presente en esta, y otras, redes sociales. Pero es un componente erótico-sexual propio de los tiempos presentes, de mercado pletórico de carne33. En Facebook, además, las relaciones personales, sociales, se cosifican en el sentido que Marx le dio en El Capital al hablar del fetichismo de la mercancía, pues en Facebook se personifica el perfil (que no es más que una mercancía, un servicio más en el mercado pletórico), mientras se cosifica a la persona “dueña” de dicho servicio, además de sus “amistades” (otros perfiles de Facebook).
El consumo diario de información, de enlaces externos colgados casi compulsivamente, pero también de mensajes, fotos, “amigos” feisbuqueros, de “novedades” o “actualizaciones”, en el sentido dicho de consumidor satisfecho, nos lleva a la antedicha desconexión que produce individuos flotantes. Estos individuos, además, y entramos ya en el aspecto psicológico propiamente dicho, según algunos, sufren, como efecto de sus (las) acciones realizadas en redes sociales como Facebook, distorsiones afectivas, en palabras de la psicóloga y socióloga del Instituto de Tecnología de Massachussets, Sherry Turkle34. Las relaciones humanas, en el seno de comunidades bien definidas, varían dependiendo de las instituciones técnicas y tecnológicas que utilizamos. De hecho, en el eje circular del Espacio Antropológico, las relaciones sociales entre sujetos se dan a través de cosas, cosas que, en el campo económico, son producidas, distribuidas y consumidas por los mismos sujetos que las producen o por otros dentro de ese mismo campo, en una sociedad política o en otra. En definitiva, las instituciones producidas en el campo económico, como los celulares, iphones, ipads, tablets, computadoras personales, &c., condicionan, junto con otras instituciones no necesariamente económicas, nuestro comportamiento, y lo hacen por encima de nuestra voluntad, lo que conlleva desconexiones individuales como hemos dicho más arriba. Pero Turkle aboga por una recuperación de la “soledad”, como forma de evitar esa necesidad que las nuevas instituciones tecnológicas, como los perfiles de Facebook, nos hacen tener de no estar solos. Sin embargo, el problema, a mi juicio, no es la soledad o la compañía, sino la idea de soledad misma que se tenga, relacionada con la idea de comunidad, de sociedad política, de nación, de Estado, e incluso de comunicación que domine en una sociedad política determinada, o en una totalidad isomérica determinada, sea la Comunidad Hispánica o la Commonwealth. Si los hábitos intelectuales de muchos sujetos están condicionados por los hábitos de comunicación que tienen, y aquí hay que incluir la idea misma de comunicación (de la misma raíz etimológica de comunidad), entonces la soledad no podrá valer para el estudio o la reflexión, reflexión que puede hacerse con otros o, frente a otros. Pues si pensar es pensar contra alguien, el pensar contra alguien conlleva también una forma de comunicación necesaria en toda sociedad política, y a diversos niveles. Pero no hasta el punto de que ese pensar contra alguien nos lleve de nuevo al individualismo o, peor, al solipsismo. Si todos pensásemos contra todos no habría tampoco dialéctica, no habría comunidad y no habría comunicación. Pero la comunicación dada en redes sociales es más compleja, por real, que el ejemplo de las mónadas antitéticas de pensamiento que hemos dicho. Pues lo que ocurre es que la comunicación se iguala debido a los medios e instituciones utilizados para esa misma comunicación, perdiéndose en el medio el mensaje en la mayoría de los casos, pero influyendo éste en el mensaje, pues el pasarse mucho tiempo contestando mensajes en las redes sociales, por mucha preparación que tenga la persona que escribe esos mensajes en determinadas áreas del conocimiento, supone una clara pérdida intelectual para sí mismos y para otros relacionados con esa persona.
No se trata de volvernos luditas ciberespaciales, ni de pedir a la gente que se borre de redes sociales en masa. “Nada en demasía”, decían los griegos. Lo que se trata en este artículo es más complejo. Por ejemplo. El psicólogo húngaro Mihaly Csikszentmihalyi alerta de la incapacidad de los seres humanos de procesar la información que a diario reciben en Internet, lo que lleva, forzosamente, a seleccionar. Pero el consumidor satisfecho selecciona según su gusto individualizado, algo que se puede ver sin duda en los perfiles de los usuarios en cualquier red social. Y como siempre pasa, el exceso de información basura (fabricada mayormente35) convierte al cerebro en un basurero. Otros, como la consultora y psicóloga estadounidense Linda Stone, advierten de cómo los usuarios en exceso de Internet, y sobre todo de redes sociales, producen sujetos “multitarea”, hasta el punto de desarrollar muchos de ellos apnea, por la ansiedad que les produce revisar su perfil de redes sociales o su correo electrónico. No en vano, apunta Stone que el 30% de los adultos estadounidenses menores de 45 años, y debido a este exceso de tiempo pasado conectado a redes sociales, lleva a una pérdida de la capacidad de concentración en la lectura o en la capacidad comprensiva de lo que se lee, ve o solo se escucha36. Y el desconectar puede conllevar no estar al tanto de, por ejemplo, mensajes importantes que nos pueda enviar compañeros de trabajo, tratando de evitar el mirar demasiado a menudo correos con powerpoints que hay que reenviar a cien personas si uno no quiere que una niña fantasma japonesa nos coma los pies con sus afiladas fauces por la noche. Por no hablar de las rupturas sentimentales que, con Facebook como excusa o como “causa”, se han dado desde que existe la red social de redes sociales: cerca de 28 millones de parejas registradas en facebook han roto en los últimos 8 años37.
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En definitiva, solo los tecnófilos eufóricos progresistas pueden defender las redes sociales como facebook como instrumento que nos permita ser más inteligentes y democráticos en el marco de una Aldea Global más unida y pacífica. Sin embargo, nada de esto existe. Ni parece que nos volvamos más inteligentes (tampoco más estúpidos, aunque sí se han detectado pérdidas de la capacidad de atención en los usuarios más avezados de las redes sociales), ni parece que la paz perpetua kantiana vaya a llegar gracias a Mark Zuckerberg y otros sujetos similares, ni existe ni existirá jamás la Aldea Global. La euforia, consciente o no, por Facebook durará hasta que haya un competidor en el mercado con mayor capacidad de adaptación a los contextos sociopolíticos del tiempo en que se desarrolle. Pero no es viable, por imposible, una red social, o varias, que nos unifiquen globalmente a todos los sujetos operatorios si sus desarrolladores no obtienen grandes beneficios a cambio, y siempre desde una plataforma política con capacidad para extender por el Mundo la influencia que, a través de la tecnología, ejerza esa red social, que también es un producto tecnológico. Pues Facebook, para bien o para mal, no puede conectarnos a todos, ni todos podemos conectarnos a Facebook. No todo está conectado con todo.
Lo peliagudo, lo difícil de ver, entender y razonar, es esto: que la actividad que cada uno de nosotros desarrollamos en nuestros perfiles de Facebook, si esa actividad no está acompañada de actividad en otros medios de comunicación de masas como la televisión o la prensa, o por nuestra acción en determinadas instituciones con poder político, económico, religioso o científico, y si no se tienen en cuenta las escalas a las que se desarrollan las diversas actividades, nos lleva a una desconexión (casi) total con el entorno que nos rodea. Pues en la inmensa mayoría de los casos, lo que hagamos en Facebook no servirá para nada, salvo, quizás, para ser utilizado por el propio Facebook para promocionarse como empresa.
El texto de la foto dice, en inglés: “Misión: dar a la gente el poder para compartir y hacer el Mundo más abierto y conectado”. El monismo tecnófilo del fundamentalismo democrático liberal kantiano expresado en una sola frase por el joven mentor de la red de los 900 millones de usuarios registrados.
Notas:
1 Para saber sobre la doctrina de los tres géneros de materialidad, consultar Gustavo Bueno, Ensayos Materialistas, Taurus, Madrid 1972, a partir de la página 267.
2 Gustavo Bueno, Televisión: Apariencia y Verdad, Biblioteca Económica Gedisa, Madrid 2012.
3 Globalización, como idea aureolar, queda definida en Gustavo Bueno, La vuelta a la caverna: terrorismo, guerra y globalización, Ediciones B, Barcelona 2005, pp. 335-341.
5 Ver nota 2.
6 Imagen tratada por muchos internautas de manera incluso autoparódica en numerosos memes de internet. El meme, o fenómeno de internet, no es más que algo que se hace popular en las redes sociales, la mayoría de las veces solo en sentido ocioso. La del gran aventurero internauta es un meme recurrente, bien sea jugando en grandes batallas en el juego en línea World of Warcraft, bien sea haciendo dehacker ocasional. Uno de los más conocidos es un chico finlandés, cuyo nombre real desconozco, que colgó sus propias fotos desnudo en una red social, y que a partir de aparecer en redes sociales masivas como la estadounidense 4Chan, la argentina Taringa o la española ForoCoches, no ha dejado de ser mofa continua, debido sobre todo a su aspecto físico, supuestamente del típico friki que se pasa horas delante del ordenador y apenas tiene vida social fuera de Internet. Es el llamado en inglésButthurt Dweller, conocido en España como Gordo con Granos, y en Hispanoamérica como Gordo Granudo. Un ejemplo gráfico de esta conocida meme ciberespacial (la gracia aquí es con Tuenti, otra red social, esta vez de origen español, la más usada por adolescentes y jóvenes españoles, sobre todo para colgar fotos):
7 http://www.nodulo.org/ec/2008/n075p14.htm. También el apéndice aclaratorio:http://www.nodulo.org/ec/2008/n081p10.htm
10 Los progresos chinos pueden seguirse todos los meses, por ejemplo, y desde 2003 en: http://www.nodulo.org/ec/china.htm
11 Gustavo Bueno: “Mayor basura que la bolsa no existe en la evolución de la Humanidad”. Más aquí: http://www.fgbueno.es/hem/2000qfor.htm
12 Tarta que representa el reparto de la propiedad empresarial de facebook (fuente:http://soymarketing.org/197/cuantos-duenos-tiene-facebook-y-quienes-son/). Además de Zuckerberg y Thiel, podemos encontrar al antiguo banco de inversión de valores y, hoy, tras el comienzo de la actual crisis económica internacional en 2008, banco comercial Goldam Sachs y, sí, Bono, el cantante de U2:
14 Desde hace tiempo se aplica en bolsa la teoría de juegos, lo que no deja de ser una aplicación beta-operatoria del campo económico, y no propiamente una aplicación científica. Una demostración de que el óptimo de John Nash, como el de Pareto, no deja de ser un coherente constructo matemático-económico cuyo contacto con la realidad resulta problemático. Pero no es este el momento de tratar estos complejos asuntos.
15 Tarta que representa a los usuarios de facebook por edades (fuente:http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/3/30/Facebook_users_by_age.PNG?uselang=es):
16 Gustavo Bueno, El fundamentalismo democrático, Temas de Hoy, Madrid 2010.
22 Ver nota anterior.
25 Ver nota 1.
27 Ver nota 1.
28 Este cuadro resulta interesante al respecto (fuente:http://www.nodulo.org/ec/2012/n123p01.htm):
32 Gustavo Bueno, El mito de la felicidad: autoayuda para desengaño de quienes buscan ser felices, Ediciones B, Barcelona 2005.
33 Facebook es, en cierta medida, una web pornográfica, pero no en sentido explícito, sino en el sentido que decimos como escaparate de mercado pletórico de carne copulable, como dice la socióloga Bettina García. Sobre la pornografía actual, resulta interesante este párrafo:
Hacia los años 80 el cine erótico pornográfico se difunde en cantidad de millares de películas al año: a partir de entonces, y más que nunca, el género se adapta sin complejos a su condición de marginalidad fingida, pues es evidente que, aunque nadie ve una porno (todo el mundo niega hacerlo) las cuentas de resultados de las mayores productoras se van incrementando de forma vertiginosa. El consumo es tan masivo como silencioso, y no se ha parado en ningún momento. EEUU es el país donde se ejerce con mayor elasticidad la falsa conciencia del puritanismo hipócrita, capaz de poner el grito en el cielo porque la cantante Janet Jackson enseñe una teta, y la vez ser uno de los mayores productores de esa misma pornografía que tantos repudian. En las últimas elecciones a gobernador de California, una actriz porno llamada Mary Carey, de la productora Kick Ass, se presentó como candidata competidora de Arnold, el favorito, y lo cierto es que no sacó malos resultados después de todo. Si la votaron es porque muchos la conocían, suponemos, y si en sus campañas electorales la rubia y siliconizada Mary aparece enseñando una camisa ajustada, casi desbordada por sus propios atributos, es porque el reclamo de los anuncios televisivos se aplica de igual forma a la promesa de un buen gobierno: un buen gobierno (bajo asociaciones casi absurdas) es igual a una ninfómana. Por cierto, en este orden de cosas, no podemos olvidarnos de la diputada italiana Cicciolina, que durante sus años mozos llegó a protagonizar películas de zoofilia junto a caballos tan bien dotados como confusos. Vemos de esa forma que, cada vez que el monstruo pornográfico asoma la cabeza al recatado mundo de los grandes pudores, aparecen las contradicciones visibles entre quienes reniegan del mismo y quienes, casi subrepticiamente, lo apoyan, pues es obvio que, aunque nadie, o muy pocos salen a la luz reconociendo ver pornografía, el negocio crece a pasos de gigante, estimulado por una supuesta fuerza solitaria e invisible. El género pornográfico ha encontrado en el cine su medio de difusión perfecta, pues es en la explicitud de las imágenes en donde se apoya gran parte de su «filosofía». Ha encontrado en la tecnología de la imagen y en la difusión de los mercados un ámbito perfecto para consumir, si hace falta de modo clandestino, una serie de gustos personales, una serie de confesiones privadas o de secretos inconfesos. El mercado proporciona de continuo toda clase de ofertas variadas acordes a las demandas de cada persona, lo que quiere decir, en el orden de lo que hablamos, unidas a la naturaleza de sus preferencias sexuales.
34 Ver:http://cultura.elpais.com/cultura/2012/03/21/actualidad/1332337561_848754.html. De forma dramática, Turkle señala lo siguiente: “Esos teléfonos que tenemos en nuestros bolsillos cambian nuestras mentes y nuestros corazones porque nos ofrecen tres fantasías muy gratificantes: podemos tener atención constante, siempre va a haber un foro en el que ser escuchado y nunca tendremos que estar solos. Las dos primeras necesidades se satisfacen a través de las redes sociales, pero la tercera es la que nos está llevando a situaciones emocionales de graves consecuencias”.
35 Sobre las diferencias entre basura fabricada y basura revelada, ver Gustavo Bueno, Telebasura y democracia, Ediciones B, Barcelona 2002.
36 “Sus estudios contemplan que cada trabajador en EE UU tiene ocho ventanas abiertas simultáneamente en la pantalla y saltan de una a otra cada 20 segundos. Reponerse de estas interrupciones conlleva un tercio de la jornada laboral”, Ver:http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/04/28/actualidad/1335639390_411691.html