Artículo publicado en El Revolucionario, el 5 de junio de 2009: http://www.elrevolucionario.org/rev.php?articulo1403
Artículo publicado en El Revolucionario, el 5 de junio de 2009:
El presidente de los Estados Unidos, Barack Hussein Obama, ha pronunciado un discurso que será recordado en las facultades de Historia y de Filosofía del futuro como el máximo ejemplo de Pensamiento Alicia jamás escrito y dicho. Obama habló de la tolerancia religiosa en Al-Andalus (cuando lo que había era sumisión de los dhimmies hispanos a la casta religiosa sarracena de origen étnico árabe) y mezcló ahí a una Inquisición española que no nacería sino siglos después del Califato de Córdoba. Analfabetismo yanki aparte, Obama ha mostrado que su Imperio es débil, pero que necesita a los musulmanes para cercar a China por su occidente. En España lo tenemos claro: hoy más que nunca "Yankees Go Home".
Obama y el rey Abdulá de Arabia Saudí
El Imperio realmente existente se baja los pantalones ante la religión de Arabia Saudí, un Estado que representa el horror en la tierra más que ningún otro
Estados Unidos, con la gran crisis económica que padece, y unas elecciones imbuídas en puro panfilismo de sociedad democrática de bienestar, decidió que su nuevo emperador fuera el mestizo de origen keniata Barack Hussein Obama: el triunfo absoluto del Pensamiento Alicia.
En un discurso que pasará a la historia de la misma manera en que pasó Chamberlain (ese aliciesco anglosajón que pensó que podía convencer a Hitler de no invadir Polonia) Obama ha soltado la frase más antiespañola jamás pronunciada por un líder político no español. Frase que, no por aberración historiográfica, deja de ser peligrosa para España:
«El Islam tiene una orgullosa tradición de tolerancia. Lo vemos en la historia de Andalucía y Córdoba durante la Inquisición.»
Primero, señor Hussein: Andalucía no existió hasta el siglo XX como región de la nación española.
Segundo: el Califato de Córdoba existió entre el 929 y el 1031 de la era cristiana, mientras que la Inquisición (esa institución creada en el Imperio español para, además de mantener intacta la doctrina de la fe católica, eliminar cualquier atisbo de irracionalidad pagana en el Imperio) nació en el Languedoc, Francia, en 1184 (ya no existía por tanto el Califato de Córdoba), que se traspasó a la Pensínsula Ibérica, concrétamente a la Corona de Aragón en 1249, y que tuvo su existencia en la Monarqúia Hispánica (el Imperio Católico Español, generador y universalista) entre 1478 y 1821.
Desde luego, el aplauso de la prensa basura socialdemócrata española como el deleznable periódico Público y del propio presidente socialfascista español, Zapatero, a este patético discurso de Obama no representa más que una cosa: España, como nación, ahora también está amenazada por una administración imperial yanki inculta, analfabeta funcional, aliciesca y antisocialista. La bajada de pantalones ante el Islam, y particularmente ante su máximo líder político real, el rey Abdulá de Arabia Saudí, no tiene precedentes, y antenta contra España, su independencia y su unidad.
Tras varias arengas en pos de la Alianza de Civilizaciones (en la que cita a Turquía y no a España), la tolerancia (que siempre encierra desprecio al otro), los Derechos Humanos (de ideología liberal-burguesa e inaplicables en la práctica si no hay un Estado imperial fuerte que así lo haga), las «tres culturas» (el final de su discurso con tres citas, una del Corán, otra de la Torá y otra de la Biblia, aunque abundan en su discurso mucho más las citas coránicas) y el derecho (sic) de las sarracenas al autodesprecio de su propio cuerpo mediante el uso del pañuelo y demás irracionales prendas, Obama se despacha a gusto con el mundo mahometano, un mundo que sabe que vive su mayor momento de importancia mundial y que pretendo aprovecharlo contra ese tigre de papel que, aparentemente, está acabando por ser los Estados Unidos de Norteamérica. ¿Será Obama el Gorbachov estadounidense? Es pronto para afirmarlo, pero este discurso recuerda a la Perestroika y la Glasnost que llevó a la Unión Soviética a finiquitar su existencia con el aplauso de un mundo agradecido por los servicios prestados y, al mismo tiempo, acérrimamente anticomunista.
Estados Unidos está a punto de convertirse además, en sus —posibles— últimas décadas como Imperio Universal, en un Imperio de carácter depredador que, en nombre del respeto, mantiene o empeora la situación de millones de seres humanos en estado de barbarie, salvajismo o irracionalidad manifiesta. Estados Unidos se congracia con el Islam frente a su real gran némesis: la República Popular China, la cual, demostrando su fortaleza, ha apoyado tácticamente el ensayo nuclear de la República Popular Democrática de Corea del Norte y prohibe cualquier tergiversación de la prensa burguesa mundial en el veinte aniversario de los acontecimientos de la Plaza de Tiananmén. Obama necesita a los moros para combatir al peligro rojo, pero así sólo se coloca su propia soga como emperador al cuello. Una soga que tiene la forma de un alfanje, y que no dudará, si puede, en cortar hasta el final.
La estrategia de Estados Unidos siempre ha sido la misma: aliarse con el diablo frente al socialismo materialista. ¿Harían lo mismo frente a una izquierda iberoamericana, materialista, racionalista y universalista? Al menos su oligarquía financiera y militar sin duda.
Además, esta estrategia de Obama amenaza a un aliado desde los tiempos del franquismo: España. Un aliado que ha desafiado, en nombre de esa Alianza de Civilizaciones ahora defendida por Obama, su bayoneta imperial. Un aliado prescindible cuya destrucción, o autodestrucción, ya es indiferente para un Obama que no duda en vanagloriar la racista Al-Andalus frente a la Nación Española de Ambos Hemisferios, antirracista, liberal y revolucionaria.
En El Revolucionario Barcelona, NACIÓN ESPAÑOLA, lo tenemos claro: hoy, más que nunca...