Dos artículos sobre la siempre candente cuestión de Bolivia y su posible balcanización, sus procesos centrífutos y centrípetos que podr...
Dos artículos sobre la siempre candente cuestión de Bolivia y su posible balcanización, sus procesos centrífutos y centrípetos que podrían provocar la secesión del "llano" y el triunfo del separatismo con la consecuente destrucción de la nación boliviana al modo yugoslavo. Artículos publicados en El Revolucionario el 17 y el 18 de septiembre de 2008:
Los enfrentamientos en las calles de las ciudades y pueblos bolivianos entre los grupos separatistas, autonomistas y fascistas unidos frente a los defensores del gobierno de Evo Morales (indigenistas, izquierdistas indefinidos) se recrudecen a cada momento. Mientras, el Imperio realmente existente afirma en su prensa oficial que Morales lleva a Bolivia o a la Guerra Civil o a la desintegración; por su parte, el imperialismo bolivariano pretende intervenir militarmente para salvaguardar sus planes y programas, cosa a la que se opone Brasil, que también tiene sus intereses
Fascistas bolivianos
Se les reconoce por la cruz bizantina centrada dentro de un círculo blanco sobre un fondo verde. Las similitudes con la bandera nazi son obvias. Pero no deja de ser frustrante, desde posiciones materialistas y racionalistas, que en Bolivia se enfrenten dos bandos cuyos fundamentos ideológicos partan de la extrema derecha (aunque el indigenismo se vista de "izquierdista")
Bolivia en la cuerda floja
La virulencia que está alcanzando el enfrentamiento ya armado entre opositores a Morales (básicamente un compendio de neofeudalistas, fascistas y autonomistas) y los partidarios del Gobierno del MAS (indigenistas, izquierdistas indefinidos) representa un riesgo altísimo para las pretensiones de unidad iberoamericana. Los muertos en enfrentamientos callejeros entre los dos bandos se cuentan por docenas, un número sin parangón en lo que va de gobernanza del país por parte de Evo Morales. La utilización de armas de fuego, como ya adelantó El Revolucionario hace días, es un dato que no hace más que recordar los comienzos de la guerra que llevó en Europa a la destrucción (desde dentro y desde fuera) de la nación política de Yugoslavia.
Morales ya tendió la mano a los opositores,aceptando incluso cambios en la constitución indigenista promovida por él y por García Linera. Pero podría ser ya demasiado tarde. Nada más empezar las conversaciones, en gobernador de Pando, Leopoldo Fernández, uno de los más virulentos líderes del separatismo proyanki en Bolivia, fue detenido acusado de genocidio por la Fiscalía patria. Evo se ha visto así obligado a aplicar los principios básicos de la violencia legítima que todo Estado posee para garantizar la eutaxia boliviana (esto es, la unidad del país). Pero, aunque debido a esta contundente medida, otro prefector rebelde, Rubén Costas de Santa Cruz, se ha ofrecido para dialogar y firmar la paz con Evo, el resto de opositores al Gobierno no desfallecen en su intento de derrocamiento del Orden Establecido en la nación. Por ello, no extraña que Evo Morales, quien primero ofreció diálogo, se viese forzado a romperlo para responder contundentemente a las provocaciones separatistas.
UNASUR defiende a Bolivia y Chávez habla de unidad
Ante esta coyuntura, UNASUR se reunió con urgencia, para evaluar la situación que en el contexto de la organización supone la crisis boliviana. Todos los países miembros han coincidido en señalar que lo que acontece en Bolivia supone un grave riesgo para toda la región. Pero es Hugo Chávez el que llega más lejos a la hora de realizar un somero análisis de la situación. Chávez afirmó que tanto lo que ocurre en Bolivia como el intento de golpe de Estado en Paraguay contra el recientemente elegido presidente Fernando Lugo son fruto de una conspiración internacional contra el continente y su posible unidad. Una conspiración comandada por el Imperio estadounidense, hermanado con fuerzas fascistas de países iberoamericanos. Conspiración a la que la región entera ha de enfrentarse a coro con UNASUR al frente, según el presidente de Venezuela.
«Un sólo gallo no hace la mañana. Se requiere un gallo y otro gallo y otro gallo. Y como no somos aquí machistas, un gallo y una gallina. Ahora estamos cantando a coro UNASUR existe.»
Contudente declaración de principios, aunque UNASUR, efectivamente, existe, pero sin capacidad hoy por hoy de plantar cara a otras plataformas continentales (Imperio Estadounidense, Unión Europea, China, Rusia, Islam). Sabiendo esto, Chávez se apresuro a convenir que UNASUR, e Iberoamérica por extensión, está sola, y aunque no cierra las puertas a negociar —y comerciar— con otros, sí es consciente de los problemas particulares de Iberoamérica:
«La iniciativa la tenemos nosotros y sobre todo el gobierno de Bolivia. Él debe dictar la pauta. UNASUR hará contactos con la OEA y con Europa pero no debemos esperar nada salvo de nosotros mismos. UNASUR comienza a dignificar a la región y a rechazar la intervención extranjera. La reunión del lunes es una forma de liberarnos de eso.»
Ese más allá de Chávez se plasma en la idea de crear una organización de Estados que se enfrente de manera directa a la OEA —Organización de Estados Americanos, promovida por Estados Unidos—.
Brasil se opone a las pretensiones imperialistas de Chávez
Frente a las radicales propuestas de Chávez, se encuentra Luis Ignacio Lula da Silva, presidente del Brasil, nación política iberoamericana más grande y la más poderosa económica e industrialmente de UNASUR. Lula no está de acuerdo con las pretensiones imperialistas venezolanas en lo que a Bolivia se refiere, y es más partidario de negociaciones y consensos. Lo que esconde su voluntad dialogante es pura dialéctica de Estados. Brasil entró en conflicto con Bolivia debido al gas que habitualmente llegaba de Bolivia al país carioca, y que fue cortado por el Gobierno de Evo Morales en plena crisis nacional. Recientemente restituido, Brasil se ha comprometido a actuar de manera conjunta con el Gobierno del MAS boliviano frente a los grupos armados insurgentes neofeudalistas. Pero es ahora Argentina quien teme perder el flujo de gas boliviano.
El Imperio mueve ficha a través de su prensa
Por su parte, el Imperio realmente existente, a través de su prensa oficial (en este caso el Washington Post), mete cizaña al Gobierno de Evo. Estos son comentarios extraídos del periódico capitalismo estadounidense en su editorial acerca del proceso de balcanización boliviano:
«Evo Morales intenta importar el modelo de socialismo autoritario de Hugo Chávez, lo que ha polarizado al país en facciones geográficas y étnicas, y lo ha puesto en riesgo de desintegración o guerra civil. En lugar de buscar un compromiso, Morales ha intensificado sus esfuerzos por concentrar el poder en sus manos y por dar privilegios a las comunidades indígenas del altiplano a costa del resto del país. Santa Cruz está ahora ocupada por el ejército y bajo la ley marcial después de unos disturbios en los que murieron por lo menos 30 personas en días recientes. Los militantes de ambos bandos han recurrido a la fuerza. Morales sigue siendo, no obstante, el principal provocador en Bolivia.»
Claramente, el Imperio denuncia que el indigenismo boliviano no es más que una asunción de privilegios a los indígenas en detrimento del resto de la nación, lo que resulta una regresión del proceso holizador revolucionario que constituyó la nación política boliviana. Y no por decirlo el Imperio deja de ser cierto. Aunque en este otro párrafo no deja de aplicar sus planes y programas como Imperio generador (delAmerican Way Of Life, claro está):
«El Gobierno y el Congreso de los Estados Unidos deberían vincular las concesiones comerciales a un acuerdo entre Morales y la oposición que ponga fin al uso de la fuerza por ambas partes y que preserve una democracia liberal.»
El Imperio realmente existente vuelve a recurrir así a una de sus paradojas más desastrosas: apoyar movimientos de extrema derecha en nombre de sus intereses y con la pretensión de extender la democracia liberal alrededor del mundo. Así lo hizo con Videla, Pinochet, Stroessner, Salazar, Franco o Batista, entre otros, en varias naciones políticas de la Hispanidad; así hizo con Ngo Dinh Diem o Chiang Kai Chek en el continente asiático; así hizo con Al Qaeda en Afganistán, con Saddam Hussein en Irak y con Hamas (frente a Al Fatah) en Palestina. Y en todas esas ocasiones fue peor el remedio que la enfermedad (al menos hasta que se encontró otro remedio, en los casos en que lo consiguió), sobre todo para los opositores a los planes y programas imperiales generadores estadounidenses.
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UNASUR no tiene fuerza política efectiva real, algo en lo que convenimos, y su ideología está lejos de ser socialista y revolucionaria. Pero el impulso de Chávez y su influencia irredentista iberoamericanista —plasmado en su discurso en la reunión de la organización de esta semana— supone un punto de inflexión de la Historia de Iberoamérica con respecto a su condición de patio trasero del Imperio realmente existente. Por otra parte, aunque efectivamente el MAS es, hoy por hoy, la única fuerza política que defiende la unidad de Bolivia y tiene poder para mantenerla (porque gobierna), es su ideología indigenista, aplicada por la Administración Pública boliviana, la mejor forma de poner en bandeja de plata la victoria a los enemigos de la nación (neofascistas, neofeudalistas y el Imperio realmente existente)
El corresponsal que les habla no ha dicho en ningún momento que los bandos enfrentados en suelo patrio sean simplemente, por una parte, separatistas, autonomistas y fascistas, y por el otro indigenistas (hay que contar con los grupos de izquierdas definidas que todavía existen en el país y también con personas sin filiación política conocida, así como a la Iglesia Católica, cuya posición es, de momento, ambigua). Y ciertamente, UNASUR es más un borrador que otra cosa. Nuestro primer artículo no quiso dar a entender esto, pero si desde la nación hermana venezolana se ha percibido así, nos disculpamos. Lo cierto es que UNASUR, por sí sola, no podría hacer nada (las reticencias de Lula al intervencionismo imperial chavista en Bolivia, relatadas por nosotros en el artículo primero así lo prueban), pero sí es cierto que el impulso unitario bolivariano podría tener en UNASUR un trampolín más que adecuado.
Efectivamente, el presidente Chávez sabe mejor que nadie (aunque dudo que lo exprese con nuestras palabras, y es una pena que no conozca el materialismo filosófico; quizás debiera cambiar a algunos de sus asesores españoles de izquierda indefinida por otros con ideas más fuertes) que la dialéctica de Estados, particularmente en Iberoamérica, funciona bajo la lógica de que un ataque a cualquier nación es un ataque a todos, porque siempre con ese ataque se minará la posibilidad de unidad política de la plataforma hispánica. Y sólo, posiblemente, la intervención imperial militar venezolana en nuestra nación antes de una intervención estadounidense aseguraría el control de la situación nacional, primero por el apoyo al MAS y a su defensa de la soberanía nacional (una defensa, repito, carcomida en esencia por la ideología del indigenismo; mientras no se triture filosófica y políticamente esa ideología siempre habrá más riesgo de división del país, ya que ella sola subvierte la racionalización revolucionaria por holización que llevó a Bolivia a su independencia y unidad nacional en el proceso de 1809—1825), y segundo porque una intervención militar bolivariana, sin perjuicio de las disensiones que en otras naciones hispánicas podría provocar (particularmente en Perú, Colombia o España), si se desarrollase con éxito, sería un paso decisivo en el proyecto bolivariano, que en el marco y bajo el amparo de UNASUR tendría consecuencias interesantes para la organización (se pasaría así del diáologo comercial estricto a puntos más cercanos a la política real, en la capa cortical de las sociedades políticas iberoamericanas). Sólo UNASUR podría permitir una intervención militar bolivariana en Bolivia. Y aunque Brasil y Chile se opondrían en principio (y, quizás, Argentina), todos estos países esperan que vuelva la estabilidad a Bolivia. La declaración textual de UNASUR no deja lugar a dudas. Las naciones políticas que pertenecen a esta organización:
«1.- Expresan su más pleno y decidido respaldo al gobierno constitucional del presidente Evo Morales cuyo mandato fue ratificado por una amplia mayoría en el reciente referéndum.
2.- Advierten que sus respectivos gobiernos rechazan enérgicamente y no reconocerán cualquier situación que implique un intento de golpe civil, la ruptura del orden institucional o que comprometa la integridad territorial de la República de Bolivia.
3.- Consecuente con lo anterior y en consideración a la grave situación que afecta a la hermana República de Bolivia, condena el ataque a las instalaciones gubernamentales y a la fuerza pública por parte de grupos que buscan la desestabilización de la democracia boliviana, exigiendo la pronta devolución de esas instalaciones como condición para el inicio de un proceso de diálogo.
4.- A la vez, hacen un llamado a todos los actores políticos y sociales involucrados a que tomen las medidas necesarias para que cesen inmediatamente las acciones de violencia, intimidación y de desacato a la institucionalidad democrática y del orden jurídico establecido.
5.- En ese contexto, expresan su más firme condena a la masacre que se vivió en el departamento de Pando, y respaldan el llamado realizado por el Gobierno boliviano para que una comisión de UNASUR pueda constituirse en ese hermano país para realizar una investigación imparcial que permita establecer y esclarecer a la brevedad este lamentable suceso, y formular recomendaciones de tal manera de garantizar que el mismo no quede en la impunidad.
6.- Instan a todos los miembros de la sociedad boliviana a preservar la unidad nacional y la integridad territorial de ese país, fundamentos básicos de todo estado y a rechazar cualquier intento de socavar estos principios.
7.- Hacen un llamado al diálogo para restablecer las condiciones que permitan superar la actual situación y concertar la búsqueda de una solución sustentable en el marco del pleno respeto al estado de derecho y al orden legal vigente.
8.- En ese sentido los presidentes de Unasur acuerdan crear una comisión abierta a todos sus miembros, coordinada por la presidencia pro témpore, para acompañar los trabajos de esa mesa de diálogo conducida por el legítimo Gobierno de Bolivia.
9.- Crean una comisión de apoyo y asistencia al Gobierno de Bolivia en función de sus requerimientos, incluyendo recursos humanos especializados.»
Es decir, la unidad de Bolivia satisface los intereses particulares de cada Estado miembro de UNASUR. Su balcanización interesa a los fascistas, neofeudalistas y al Imperio. La intervención militar de Chávez en el país, antes de la intervención yanki, sólo sería facilitable desde UNASUR, una organización ni socialista ni imperial sino liberal—socialdemocrática y que no esconde las pretensiones de cada Estado (como la Unión Europea —Eje Franco—Alemán—), pero también un posible marco de conformación de una confederación económica a nivel suramericano. Aunque ciertamente, es Brasil quien tenga la última palabra en esta cuestión, ya que para sus intereses sería contraproducente que Venezuela tomase la iniciativa intervencionista en cualquier país de la región, y que el mando militar hispánico no esté bajo su liderazgo.
Así pues, para ER. Cochabamba, UNASUR es lo que es —un marco de negociación económica de ideología indefinida—, pero la crísis boliviana es el pretexto perfecto para que Chávez presione a la organización para que de un paso adelante decisivo en materia política.
En cuanto al MAS, ciertamente, y por la coyuntura, hay que apoyar al Gobierno. Pero la dialéctica, ciertamente, hace extraños compañeros de cama. Evo y García Linera son los representantes de la única fuerza política que puede defender de manera efectiva la unidad del país. Pero es necesario triturar el indigenismo socialdemocrático que imbuye al MAS para tratar de evitar situaciones como la presente. No decimos que el indigenismo sea el principal problema, pero sí es el argumento abonado ideal para los enemigos de la unidad nacional. Que el MAS, o al menos sus bases junto con las clases que apoyan al Gobierno, evolucione hacia otros parámetros ideológicos, tal como señala el compañero de Maracaibo, está todavía por ver.