8th Beyond Humanism Conference. Posthuman Studies and technologies of Control , organizado por el Seminario Nietzsche Complutense, el D...
8th Beyond Humanism Conference. Posthuman Studies and technologies of Control, organizado por el Seminario Nietzsche Complutense, el Departamento de Historia de la Filosofía, Estética y Teoría del Conocimiento de la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, Metabody y la Asociación Interdisciplinar Reverso, realizado los días 25, 26 y 27 de mayo de 2016 en la Facultad de Filosofía y Filología de la Universidad Complutense de Madrid. Comunicación presentada: "¿Es posible un transhumanismo marxista?".
http://www.armesilla.org/2016/05/es-posible-un-transhumanismo-marxista.html).
El transhumanismo es un movimiento filosófico, cultural y político revolucionario, en tanto plantea
una transformación radical del ser humano y de la sociedad en la que este se desarrolla. Lo es a nivel
filosófico porque recoge tradiciones ontológicas del pasado que planteaban ya esta transformación,
desde la izquierda marxista y no marxista británica de los siglos XIX y XX de personalidades como
Julian Huxley (creador del término transhumanismo), Desmond Bernal, Alan Turing o John B. S.
Haldane, hasta el cosmismo ruso de Konstantin Tsiolkovsky o Nikolai F. Fiódorov, pero yendo más
atrás pueden encontrarse precedentes en teólogos cristianos como Joaquín de Fiore, Tomás Moro o
Giovanni Pico della Mirandola, en filósofos ilustrados como René Descartes, Nicolas de Condorcet,
Julien Offray de La Mettrie y hasta Immanuel Kant, llegando a filósofos contemporáneos como
Friedrich Nietzsche. Es un movimiento cultural en tanto trasciende los límites de la filosofía hasta
tener presencia ya en todas las ciencias sociales (Max Dublin, Alvin Toffler), las disciplinas artísticas
(Filippo Tomasso Marinetti y los futuristas italianos, Natasha Vita More, el grupo Reverso-Metabody),
y por supuesto la literatura (obras de autores de ciencia ficción como Isaac Asimov, Arthur C. Clarke,
Philip K. Dick, autores cyberpunk como William Gibson o Bruce Sterling), o el cine, pues películas
como 2001: una odisea del espacio (1968) de Stanley Kubrick, Blade Runner (1982) de Ridley Scott,
o Matrix (1999), de Lana y Andy Wachowski, por nombrar tres de las más importantes, tratan
cuestiones transhumanistas, por no hablar de series de televisión como H+, the digital series (2012),
emitida por Youtube, o la clásica serie de la BBC de 1988, Enano Rojo. Y es también un movimiento
político revolucionario en la práctica política cotidiana, no ya solo porque ha desembarcado ya en el
mapa de la acción política del siglo XXI (Zoltan Istvan, en Estados Unidos, es el primer político
abiertamente transhumanista que se presenta a unas elecciones generales en el mundo), sino porque
en políticos revolucionarios del pasado pueden rastrearse ideas políticas proto-transhumanistas,
empezando por uno de los padres de la patria estadounidense en su revolución de finales del siglo
XVIII, Benjamin Franklin. La doctrina revolucionaria por excelencia de los siglos XIX y XX, el
marxismo, también ha influido en ciertos autores transhumanistas, aunque ninguna corriente actual
del transhumanismo se reclame marxista. Aunque en textos de Marx y Engels, pero también de
Lenin, Trotsky, los filósofos del Diamat soviético (David Riazanov, Boris Hessen, etc.), el llamado
marxismo occidental (Escuela de Frankfurt sobre todo), el postmarxismo (Slavoj Zizek, Gilles
Deleuze, etc.), pueden encontrarse ideas proto-transhumanistas, ninguna de las actuales corrientes
del movimiento (liberal-demócrata, cristiano, tecnogaianismo, extropianismo) se reclama
formalmente marxista. Como ha señalado James Steinhoff (2014), las conexiones filosóficas entre
marxismo y transhumanismo son muy evidentes. Nosotros sugerimos, más allá de esto, que es
posible conformar un transhumanismo marxista que supere el actual prisma individualista y
procapitalista del movimiento, y que a su vez pueda servir para revitalizar el materialismo marxista
de cara a este siglo XXI y el porvenir.
En La ideología alemana, obra de 1845 inédita hasta muchas décadas después de la muerte de
ambos, Marx y Engels afirman lo siguiente: "Para nosotros, el comunismo no es un estado que debe
implantarse, un ideal al que haya de sujetarse la realidad. Nosotros llamamos comunismo al
movimiento real que anula y supera el estado de cosas actual. Las condiciones de este movimiento se
desprenden de la premisa actualmente existente" (p. 29). Esta definición de comunismo, y por tanto,
de marxismo (también de marxismo-leninismo), que podría ser aplicada a otras doctrinas e
ideologías, sin embargo en el marxismo adquiere un papel revolucionario en un doble sentido:
racionalista y universalista. Racionalista porque es radicalmente ateo (que no anticlerical),
materialista filosófico, anti-idealista, anti-subjetivista, anti-espiritualista, etc. Por tanto, antiirracionalista,
definiendo racionalidad como la capacidad de todo ser vivo de manipular
conscientemente su realidad produciendo nuevos entes a partir de la naturaleza existente con la que
el sujeto se encuentra. La racionalidad requiere de herramientas para su evolución y asentamiento,
es siempre operatorio-corpórea, y no puede prescindir de las operaciones entre cuerpos relacionados
entre sí para dar lugar a nuevos cuerpos, nuevas relaciones y nuevas operaciones. La realidad no es
un producto mental, sino un quehacer constante producido y aprehendido por el Hombre. Y
universalista porque esta capacidad de producción, comprensión y transformación de la realidad no
está limitada a un puñado de sujetos escogidos por razón de raza, clase, sexo, religión o estatus
socio-cultural. Es por tanto, anti-particularista. En la medida en que entendamos también al
transhumanismo como un movimiento racionalista y universalista, será compatible con el marxismo
que también, desde su raíz, lo es. El transhumanismo marxista cumpliría con la definición de
comunismo de Marx y Engels, e incluso podría decirse que el marxismo es, esencialmente,
transhumanista en sus fundamentos, aún cuando defina al posthumano no como tal, sino como
Hombre Nuevo, u hombre realizado en propiedad. E incluso podría decirse que el transhumanismo, en
esencia, debería ser marxista. No en vano, en el prólogo a su Contribución a la crítica de la Economía
Política, Marx afirma: "Las relaciones burguesas son la última forma antagónica del proceso de
producción social, no en el sentido de un antagonismo individual, sino en el de un antagonismo que
nace de las condiciones sociales de existencia de los individuos; las fuerzas productoras que se
desarrollan en el seno de la sociedad burguesa crean al mismo tiempo las condiciones materiales
para resolver este antagonismo. Con esta formación social termina, pues, la prehistoria de la
sociedad humana" (p. XXXII). La forma en que definamos esta prehistoria, y la historia de la
humanidad (y cómo definamos dicha humanidad), podrá depender de los fundamentos filosóficos,
políticos y sociohistóricos en que desarrollemos una teoría transhumanista que sea marxista.