En un post de hace dos días hablaba sobre la composibilidad de factores heterogéneos (términos, relaciones y operaciones dentro del cam...
En un post de hace dos días hablaba sobre la composibilidad de factores heterogéneos (términos, relaciones y operaciones dentro del campo económico y en el marco de las relaciones de producción de una sociedad política, siempre en entretejimiento con otras), como verdadero fundamento, y fin, de la Razón económica, frente a la administración de recursos supuestamente escasos. Esa administración de recursos, que pueden ser escasos o tremendamente abundantes incidiendo con ello en factores como el crecimiento económico o las exportaciones, es solo una parte más de esa composibilidad de factores. Remito a ese post para el que esté interesado en leer dicho razonamiento (http://www.armesilla.org/2013/10/breves-reflexiones-sobre-la-razon.html). No obstante, y debido a los innegables datos positivos macroeconómicos españoles de la última semana, urge hacer un comentario acerca de los mismos, su relación con la composibilidad y la ya casi eterna disputa entre la efectividad del capitalismo como sistema económico frente al socialismo:
a) La economía española ha crecido un 0,1% en su PIB, según datos del Banco de España y confirmados por el Ministerio de Economía dirigido por Luis de Guindos. La recesión técnica ya ha pasado debido a los datos positivos macroeconómicos de este pasado verano, sobre todo en materia de exportaciones. A su vez, las ganancias del Banco Santander llegan al 77%, y esta medida que es positiva sobre todo para Botín y su banco, repercute en toda España en tanto la dependencia de la población de la eutaxia de los grandes bancos nacionales es mucho mayor de lo que la gente piensa, y por ello casi ningún gran banco nacional en casi ningún país durante esta crisis ha caído o se ha permitido su bancarrota y desaparición. Está por ver que esos datos sean también positivos a nivel microeconómico en uno de sus factores más importantes como es el consumo. Al mismo tiempo, la prima de riesgo, la diferencia del interés pagado por la deuda nacional en relación al mismo de otro país (en este caso de Alemania, motor político y económico de la Unión Europea) llegó a bajar casi hasta los 250 puntos, y la tasa de paro, también en este trimestre estival, bajó hasta el 25,98%, bajando por fin de los 6 millones de una población de 48 millones (muy acortada por las últimas emigraciones de mano de obra de alta cualificación sobre todo) y de los cuales activos no llegan a los 16 millones. Solo con la conjunción de estos datos vemos los efectos y las relaciones entretejidas de composibilidad que hay, pues no puede entenderse el descenso de la prima de riesgo, del paro y el crecimiento de la economía española sin factores aparentemente extraeconómicos como la bajada demográfica por emigración o muerte (sobre todo de ancianos), el ahorro en materia de servicios públicos (sanidad, educación) o la congelación salarial de nuestros funcionarios. Todo ello evidencia esa composibilidad y esa constante dialéctica entre el campo económico y otros campos como el político, el sociológico, el técnico y tecnológico, el científico, etc. No hay logro económico-político que no conlleve sacrificio o pérdida que, a medio o largo plazo, afecten a dicho campo aunque en principio parezca que se sale de un túnel. Los caminos son así, nunca se sabe a dónde nos pueden llevar aunque el destino esté más que claro, y siempre podemos meternos en agujeros, túneles o hacerse de noche mientras caminamos.
b) Las medidas que se han aplicado han sido de corte neoliberal, tratando de mantener unas bases mínimas que, hipotéticamente, con una deriva más democristiana del PP en el poder, o socialdemócrata también del PP o de una coalición PSOE-IU, podrían permitir la parcial reconstrucción del Estado de bienestar tradicional de la Unión Europea, aunque esto sea casi imposible. El éxito de estas medidas no evidencia ni que la Economía Política sea una ciencia con una única fórmula exitosa para levantar una sociedad, ni que el neoliberalismo haya triunfado como doctrina económica sobre otras, aunque sea hegemónica hoy día en buena parte de "Occidente". El entender la Razón económica como composibilidad de factores heterogéneos con vistas a la recurrencia y estabilidad del campo económico dentro de un Estado permite ver, entre otras cosas, que sin eutaxia política, sin Estado, no hay ni es posible la Razón económica, en primer lugar. En segundo lugar, que la composibilidad, y siguiendo una línea analítica pluralista de la realidad, permite que a nivel técnico y tecnológico, se puedan combinar elementos ya manufactureros con los más avanzados en materia tecnológica (maquinaria) e industrial, y científica, y al mismo tiempo, que elementos propios de sistemas económicos en principio incompatibles, se combinen entre sí ayudando al cómputo general de crecimiento de una sociedad política. Ocurrió en el pasado, por si alguien no se da cuenta todavía de ello. No puede entenderse el capitalismo decimonónico británico y su espectacular crecimiento sin las Leyes Fabriles que permitieron, vía tributos, la redistribución del valor generado microeconómicamente (dialéctica de clases) a nivel macroeconómico (dialética de Estados). La conjunción conceptual microeconomía / macroeconomía de empresa "privada" y fuerte tributación progresiva fue lo que permitió al Reino Unido, Francia, Bélgica o Alemania aumentar su poder político y económico en la época del colonialismo, es decir, la composibilidad de medidas liberales clásicas con socialistas, dando lugar al Welfare State posterior. La Unión Soviética creció espectacularmente en época de Stalin, y ya con base en la NPE de Lenin, gracias a planes quinquenales que, para siempre, se identificaron con el socialismo de tipo comunista, aunque esos planes estaban inspirados en la racionalidad de la planificación económica capitalista estadounidense que convirtió a esta nación norteamericana entre finales del siglo XIX y principios del XX en el Imperio dominante que es hoy (no hay Razón económica sin planificación, en Economía Política no existe el "libre albedrío"). Y hoy día, en China, se combinan a nivel macroeconómico un control socialista centralizado de la economía con medidas microeconómicas neoliberales casi de corte minarquista, algo que coloca a China en los primeros puestos de la economía mundial, y que es seguido, con sus particularidades, por naciones como Rusia, que combinan ese estatismo postsoviético tan característico suyo con neoliberalismo microeconómico. Por no mencionar que la esclavitud, como modelo económico que consistía en la propiedad legal, ilegal o alegal, de una persona por parte de otra, está en nuestro presente más viva que nunca. Cerca de 30 millones de personas en el Mundo son esclavas, y en el paraíso socialista chino, la esclavitud de niños entre 12 y 17 años vendidos por 50 euros para trabajar en grandes fábricas de ladrillos es un puntal de composibilidad de su crecimiento económico:
c) Todo esto confirmaría que, históricamente hablando, no existen fórmulas mágicas para el crecimiento y la estabilidad económica realmente. Que la Economía Política es una disciplina racional técnica y tecnológica, no científica, que exige prudencia y capacidad de adaptación a los recursos y factores de que una sociedad política dispone, factores en un marco concreto de dialéctica de clases y de Estados del que no puede salir como quiera prácticamente nunca. Y que tanto el ultraliberalismo como el socialismo marxista, el keynesianismo y el minarquismo, o la combinación de elementos capitalistas y socialistas con incluso feudales y esclavistas, así como el crecimiento teniendo como base la combinación de elementos manufactureros tradicionales con emergentes o consolidados procedimientos de gran industria, permiten esa recurrencia basada en la composibilidad que decimos. Esto puede gustar o no, pero puede entenderse si se realiza una analogía entre la Economía Política con la Medicina, disciplina con la que guarda muchos paralelismos. La Medicina no es una ciencia, su campo no está categorialmente cerrado ni puede estarlo. Y sus aplicaciones dependen tanto del organismo de cada sujeto como del momento vital en que se encuentra, entretejido con factores socioculturales y de avance científico y tecnológico. Y la Medicina también exige, ante todo, prudencia. Pues su pretensión es permitir la perseverancia en el ser de cada sujeto a nivel de salud en la medida en que ello sea posible. Economistas (sobre todo los que plantean y ponen en práctica la Política Económica) y médicos tienen mucho que ver, sin negar las grandes diferencias esenciales entre ambos y sus respectivas disciplinas.